Memorial dirigido al director de un Colegio en Norteamérica donde estudiaba su sobrino. Publicado en La Opinión Nacional del 24 de julio de 1883.
La educación de los niños debe ser siempre adecuada a su edad, inclinaciones, genio y temperamento.
Teniendo mi sobrino más de doce años, deberá aplicársele a aprender idiomas modernos, sin descuidar el suyo. Los idiomas muertos deben estudiarse después de poseer los vivos.
La geografía y cosmografía deben ser de los primeros conocimientos que debe adquirir un jóven.
La historia, a semejanza de los idiomas, debe principiarse a aprender por la contemporánea, para ir remontándose por grados hasta los tiempos oscuros de la fábula.
Jamás es demasiado temprano para el conocimiento de las ciencias exactas, porque ellas nos enseñan el análisis en todo, pasando de lo conocido a lo desconocido, y por ese medio aprendemos a pensar y a racionar con lógica.
Mas debe tenerse presente la capacidad del alumno para el cálculo, pues no todos son igualmente aptos para las matemáticas.
Generalmente todos pueden aprender la geometría y comprenderla; pero no sucede lo mismo con el álgebra y el cálculo integral y diferencial.
La memoria demasiado pronta, siempre es una facultad brillante, pero redunda en detrimento de la comprensión; así es que el niño que demuestra demasiada facilidad para reconocer sus lecciones de memoria, deberá enseñársele aquellas cosas que lo obliguen a meditar, como resolver problemas y poner ecuaciones; viceversa, a los lentos de retentiva, deberá enseñárseles a aprender de memoria y a recitar las composiciones escogidas de los grandes poetas; tanto la memoria como el cálculo, están sujetos a fortalecerse por el ejercicio.
La estadística es un estudio necesario en los tiempos que atravesamos y deseo que la aprenda mi sobrino.
Con preferencia se le instruirá en la mecánica y ciencia del ingeniero civil, pero no contra su voluntad, si no tiene inclinación a esos estudios.
La música no es preciso que la aprenda, sino en el caso de que tenga pasión por ese arte; pero sí debe poseer aunque sea rudimentos del dibujo lineal, de la astronomía, química y botánica, profundizando más o menos en esas ciencias según su inclinación o gusto por alguna de ellas.
La enseñanza de las buenas costumbres o hábitos sociales es tan esencial como la instrucción; por eso debe tenerse especial cuidado en que aprenda en las cartas de Lord Chesterfiel a su hijo, los principios y modales de un caballero.
La moral en máximas religiosas y en la práctica conservadora de la salud y de la vida, es una enseñanza que ningún maestro debe descuidar.
El derecho romano, como base de la legislación universal, debe estudiarlo.
Siendo muy difícil apreciar donde termina el arte y principia la ciencia, si su inclinación lo decide a aprender algún arte u oficio yo lo celebraría, pues abundan entre nosotros médicos y abogados, pero nos faltan buenos mecánicos y agricultores que son los que el país necesita para adelantar en prosperidad y bienestar.
El baile, que es la poesía del movimiento y que da la gracia y la soltura a la persona, a la vez que es un ejercicio higiénico en climas templados, deberá practicarlo si es de su gusto.
Sobre todo, recomiendo a usted inspirarle el gusto por la sociedad culta donde el bello sexo ejerce su benéfico influjo; y ese respeto a los hombres de edad, saber y posición social que hace a la juventud encantadora, asociándola a las esperanzas del porvenir.
Memorial dirigido al director de un Colegio en Norteamérica donde estudiaba su sobrino. Publicado en La Opinión Nacional del 24 de julio de 1883.
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