Apocalipsis. 3:1617

"Mas porque eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca."

Lo cultural/ideológico en manos explotadoras: manipula, mediatiza, limita y oprime hasta la total dominación.

lunes, 31 de agosto de 2009

En "La Casa de Agua", de Jacobo Penzo

..."Un extra clandestino" 1.-
Por: Manuel Boffil Bello
Hace mucho, mucho tiempo, érase una vez…un yo, quien –fervoroso- deseaba ser actor, y se fue muuuuy lejos de su casa en busca de un lugar donde actuar cosas con su arte, era el tiempo de ponerle acento a todas las palabras, su hora de vivir el sueño, de iniciar la práctica real de tantas cosas que pensó aprendidas. El lugar era “La Pastora”, una hermosísima maqueta a escala natural, que orgullosa le hablaba sobre el pasado de una bella mujer llamada Caracas. Mientras le permitía “caminarla” lentamente fue grabando en su memoria el frescor de aquella mañana, acompañado del ruidito de la quebrada descubierta bajo el puente y según la atravesaba como umbral hacia otro sueño más encantadora sonaba. Era extraño, no se veían los habitantes del lugar. Siguió, e iba bebiéndose cada futuro recuerdo, como si supiese que se iba a enamorar de todo…con los años. Una vieja casa, un extraño ambiente, mucha gente…caminaba entre ellos como si fuesen cuerpos de cera que, moviéndose en otra dimensión parecían apartarse a su paso de joven explorador. Apeló a sus armas: un anillo de utilería, una carpetica mínima con pequeñas hojas de papel para empolvar la cara, un pañuelo blanco y todo aquello leído de Stanivslaski…luego camisa, corbata, el traje y un sombrero. Era otro, bañado ahora por el olor de un incensario que, pendular llenaba de humo el patiecito de la casa. (Sabía que en realidad era un artilugio para traspasar umbrales). La gran tela que impedía a la luz solar acceder al “set” me hizo recordar y entender un poco mejor el circo Razzore. Varios silencios absolutos y varios…corten!
Pasó la vida, o parte de ella –al menos- y hoy, 31 de agosto del 2009, busco lo que no encontraba y -como siempre- encuentro lo que no buscaba…un papelito escrito por aquel de “hace mucho, mucho tiempo”, de “érase una vez”. Me permito un último recuerdo –por ahora- de aquello: los muy bellos ojos de Alicia Plaza y su voz coqueta, ronquita y mañanera, hablándole a un extra...bueeeno, mejor transcribo exactamente el contenido del papelito encontrado. (Enviado y publicado en “El Correo del Pueblo. El Universal)

26 de febrero de 1982. Se atrasó la filmación de la película “La Casa de Agua” (de Jacobo Penzo) en La Pastora.
Del Ministerio de Educación hacia el Banco Central a pleno mediodía. Librería “KUAI MARE”: se me ocurre entrar y solicitar “alguna obra de Cruz Salmerón Acosta…un poeta venezolano, oriental, de hace unos sesenta años, -más o menos- …creo.” Los muchachos y muchachas de la librería, al igual que yo, no lo conocen. Pero buscando, hallamos una publicación de la “Biblioteca de Temas y Autores Sucrenses” (Colección “La Torre de Timón”). La obra que encontramos es “Fuente de Amargura”, del poeta de Manicuare…y de toda Venezuela (en la medida que lo leamos, lo sintamos y lo sepamos nuestro, y de todos).
Manicuare…es Venezuela, aunque por cuales malditas razones, ni lo sospechábamos.
Ahora, que comenzamos a vislumbrar la importancia del poeta, nos encontramos en medio de una agria discusión suscitada en torno a él. Y cuando esperábamos que se iniciaran discusiones sobre su obra, se acentuaron las referentes a su vida. Solo quisiera decir que, cualesquiera hayan sido sus actos, y aún cuando pueda ser de nuestro mayor interés el conocerlos, no creo que tengamos la posibilidad, ni el mas mínimo derecho a juzgarlos, y mucho menos tomarlos como indicadores de su calidad como poeta. Así pues, tengan razón “los unos” o tengan razón los “otros” (porque parecen dividirse en “unos y otros”), lo que seguramente no podrán hacer variar jamás es su poesía –ni su dolor, que es lo mismo- ni todo ese maravilloso sentimiento que logra uno descifrar en su trabajo, aún a 53 años de la llegada de su muerte.
Tan es así todo lo inmediatamente anterior, que, un día –mientras lo leía- creí por un instante haber estado en el bote que nos llevaba a todos a despedir su cuerpo; y en la oscuridad –estoy seguro- sentimos el agua de la lluvia mojarnos, y sentimos el barro al pisar, como cuando “nuestros pies se hunden y nada responde".
Todavía creo haber estado allí. Y Dios sabe que lo creo.

domingo, 30 de agosto de 2009

Objetivos-paro-petrolero-Venezuela/ Ricardo Pérez

http://www.monografias.com/trabajos68/objetivos-paro-petrolero-venezuela/objetivos-paro-petrolero-venezuela.shtml Monografias.com http://www.monografias.com/

Introducción.
Antecedentes Históricos.
Objetivos Nacionales del Paro Petrolero.
Objetivos Extranjeros del Paro Petrolero.
Consideraciones finales.
Bibliografía.


Introducción.

La presente investigación está orientada a conocer los Objetivos Nacionales y Extranjeros del Paro Petrolero que se desarrolló en Venezuela durante los meses de diciembre del 2002 y febrero del 2003. Por esta razón, tal conflicto lo abordamos en ésta investigación como un suceso histórico, donde se relacionan las formas y función de sus estructuras políticas-económicas, sus instituciones tanto gubernamentales como civiles, las relaciones sistémicas y su concordancia con el sistema capitalista mundial, sus efectos sobre la población, las masas y los grupos, así como otros aspectos propios de los sistemas de valores autóctonos y foráneos que ejercen gran influencia en los ethos y mapas imaginarios de asociaciones específicas y generales que participaron en tales acciones, siendo todos estos objetivos alcanzables con la orientación teórica marxista.
Como vemos, ésta primera noción obedece al Materialismo Histórico y por ello, de manera muy breve, presentamos en este sentido un esbozo de los últimos años del desarrollo capitalista en Venezuela, el cual versa sobre las funciones del Estado y de PDVSA, siendo estos dos organismos las principales instituciones involucradas en los hechos –– aunque no los únicos ––, pues el Paro Petrolero involucra a otros actores e instituciones nacionales e internacionales que accionaban detrás del escenario. Por esto resulta importante resaltar el papel protagónico de las clases menos favorecidas, pues en ellos radica el triunfo de los colectivos sobre las pretensiones de unos cuantos en mantener un sistema de exclusión que era parte del problema mismo, donde nuevos niveles de conciencia se hacen presentes para librar una batalla de grandes consecuencias sociales y políticas en el país.
Posteriormente discurrimos y revisamos mediante toda la investigación sobre las leyes de correspondencia entre la base económica y la superestructura sobre ella edificada, previendo que aunque la República Bolivariana de Venezuela era o es una sociedad capitalista, ésta tiene diferencias notables con lo conocido como capitalismo europeo[1]y de ahí necesario reconocer que a pesar de las llamadas leyes de igualación se generen grandes analogías pero también grandes diferencias, por ello el Estado aunque funciona en relación con la economía, su formación no obedece a un consenso político autóctono sino externo, y sus timoneles tantos económicos como políticos nos indican que son formaciones ajenas a nuestra cultura; pero que aún así las leyes de correspondencia entre uno y el otro producen luchas en su interior y entre ellos. En este sentido, la relación de correspondencia existente explica en un primer momentum las causas del conflicto y lo enmarca inmediatamente como un desfase entre la estructura política y la base económica, debido que al ser tomado por asalto el Estado[2]se rompen los nudos del dominio exterior y la dominación ejecutada desde él mismo hace que se desfasen los actores que maniobraron en él por mucho tiempo. Sin embargo, aunque dichas estructuras son impuestas desde el exterior, su contenido estaba y está conformado generalmente por actores nacionales, aunque exista la excepción en PDVSA donde durante mucho tiempo trabajaron profesionales extranjeros con objetivos políticos bien definidos.
En sus consecuencias, el Paro Petrolero fue considerado como un efecto y no como una causa en sí, por lo que de antemano es un suceso político encuadrado como parte de la lucha de clases o el reacomodo de las fuerzas políticas sujetas a los cambios materiales de la evolución social[3]cambios inherentes al paso irrevocable del tiempo y de los desfases propios de nuevas formas de organización política que reemplazan las viejas relaciones caducas y disfuncionales y su colapso, pues todo el escenario que lo contiene es un escenario repleto de crisis social, económica, cultural y política en todos sus aspectos e incluso rebasa otros escenarios que por razones de espacio no mencionamos aquí.
Estos cambios a su vez fueron tratados como hechos que obedecen a relaciones sistémicas propias de la globalización y a la función de dependencia donde Venezuela participa a partir del siglo XX como surtidor de materias primas, el cual explica la inherencia en todas sus estructuras por parte de potencias internacionales quienes tienen gran interés en materia energética y en los inmensos recursos naturales localizados en el país[4]así como también forma parte del debilitamiento del sistema capitalista mundial y la crisis hegemónica de EE.UU., el cual al ocuparse de otros escenarios e intereses en otras latitudes fuera de América Latina descuidan su dominio en nuestro país y con ello dan la oportunidad certera de zafar los lazos de dependencia mantenidos por largos años[5]
Partes: 1, 2, 3

MATACURAS GRITA y TIEMBLA CADA TARDE en GLOBOVISION.-

INTROENCUESTA
"EL MATACURAS" GRITA y TIEMBLA CADA TARDE en GLOBOVISIÓN PUES:

("Presuntas" respuestas)
a) Quiere aterrorizar a todas las viejitas, y que lo oigan en baños y cocinas (es su sueño dorado, aparte del "matar curas");
b) Sostiene que: "el perrorismo ladrado es una forma de hacer perrorismo".("Factum sobre La Piedra Filosofal". M.Burrosales);
c) Se está haciendo "pipí", pues el endemoniadísimo acondicionador de aire del estudio enfría mucho, se le olvidaron sus suaves pañales anti orines, y de paso está eyaculando al recordar el tan sabroso y frio "rigor mortis curi" de los seis (6) Jesuitas que mató por allá, en El Salvador;
d) Se le pisó la bola zurda, pues TELESUR -por error- salió al aire con una gran marcha del Presidente Zelaya, desde INTERNET GLOBOTERROR.COM se le coló al monitor del aire por via del "laptop" de La Chinese y "pá completá..."creyó ver a un tal Mario Silva, en una grabación, mofándose de él a través de un tal programa "LA HOJILLA" en VTV;

e) CHÁVEZ, apareció en cadena de TV!!!;

f) TODAS, y muchas más.

¿Por qué socialismo? Albert Einstein. Monthly Review, Nueva York, mayo de 1949.

www.misionconciencia.org.ve/website/Albert_Einstein.pdf
¿Por qué socialismo? Albert Einstein
Monthly Review, Nueva York, mayo de 1949.
Debe quien no es un experto en cuestiones económicas y sociales opinar sobre el socialismo? Por una serie de razones creo que sí.
Permítasenos primero considerar la cuestión desde el punto de vista del conocimiento científico. Puede parecer que no haya diferencias metodológicas esenciales entre la astronomía y la economía: los científicos en ambos campos procuran descubrir leyes de aceptabilidad general para un grupo circunscrito de fenómenos para hacer la interconexión de estos fenómenos tan claramente comprensible como sea posible. Pero en realidad estas diferencias metodológicas existen. El descubrimiento de leyes generales en el campo de la economía es difícil porque la observación de fenómenos económicos es afectada a menudo por muchos factores que son difícilmente evaluables por separado. Además, la experiencia que se ha acumulado desde el principio del llamado período civilizado de la historia humana —como es bien sabido— ha sido influida y limitada en gran parte por causas que no son de ninguna manera exclusivamente económicas en su origen. Por ejemplo, la mayoría de los grandes estados de la historia debieron su existencia a la conquista. Los pueblos conquistadores se establecieron, legal y económicamente, como la clase privilegiada del país conquistado. Se aseguraron para sí mismos el monopolio de la propiedad de la tierra y designaron un sacerdocio de entre sus propias filas. Los sacerdotes, con el control de la educación, hicieron de la división de la sociedad en clases una institución permanente y crearon un sistema de valores por el cual la gente estaba a partir de entonces, en gran medida de forma inconsciente, dirigida en su comportamiento social.
Pero la tradición histórica es, como se dice, de ayer; en ninguna parte hemos superado realmente lo que Thorstein Veblen llamó «la fase depredadora» del desarrollo humano. Los hechos económicos observables pertenecen a esa fase e incluso las leyes que podemos derivar de ellos no son aplicables a otras fases. Puesto que el verdadero propósito del socialismo es precisamente superar y avanzar más allá de la fase depredadora del desarrollo humano, la ciencia económica en su estado actual puede arrojar poca luz sobre la sociedad socialista del futuro.
En segundo lugar, el socialismo está guiado hacia un fin ético-social. La ciencia, sin embargo, no puede establecer fines e, incluso menos, inculcarlos en los seres humanos; la ciencia puede proveer los medios con los que lograr ciertos fines. Pero los fines por sí mismos son concebidos por personas con altos ideales éticos y —si estos fines no son endebles, sino vitales y vigorosos— son adoptados y llevados adelante por muchos seres humanos quienes, de forma semi-inconsciente, determinan la evolución lenta de la sociedad.
Por estas razones, no debemos sobrestimar la ciencia y los métodos científicos cuando se trata de problemas humanos; y no debemos asumir que los expertos son los únicos
que tienen derecho a expresarse en las cuestiones que afectan a la organización de la sociedad. Muchas voces han afirmado desde hace tiempo que la sociedad humana está pasando por una crisis, que su estabilidad ha sido gravemente dañada. Es característico de tal situación que los individuos se sienten indiferentes o incluso hostiles hacia el grupo, pequeño o grande, al que pertenecen. Como ilustración, déjenme recordar aquí una experiencia personal. Discutí recientemente con un hombre inteligente y bien dispuesto la amenaza de otra guerra, que en mi opinión pondría en peligro seriamente la existencia de la humanidad, y subrayé que solamente una organización supranacional ofrecería protección frente a ese peligro. Frente a eso mi visitante, muy calmado y tranquilo, me dijo: «¿Por qué se opone usted tan profundamente a la desaparición de la raza humana?»
Estoy seguro de que hace tan solo un siglo nadie habría hecho tan ligeramente una declaración de esta clase. Es la declaración de un hombre que se ha esforzado inútilmente en lograr un equilibrio interior y que tiene más o menos perdida la esperanza de conseguirlo. Es la expresión de la soledad dolorosa y del aislamiento que mucha gente está sufriendo en la actualidad. ¿Cuál es la causa? ¿Hay una salida?
Es fácil plantear estas preguntas, pero difícil contestarlas con seguridad. Debo intentarlo, sin embargo, lo mejor que pueda, aunque soy muy consciente del hecho de que nuestros sentimientos y esfuerzos son a menudo contradictorios y obscuros y que no pueden expresarse en fórmulas fáciles y simples.
El hombre es, a la vez, un ser solitario y un ser social. Como ser solitario, procura proteger su propia existencia y la de los que estén más cercanos a él, para satisfacer sus deseos personales, y para desarrollar sus capacidades naturales. Como ser social, intenta ganar el reconocimiento y el afecto de sus compañeros humanos, para compartir sus placeres, para confortarlos en sus dolores, y para mejorar sus condiciones de vida. Solamente la existencia de estos diferentes y frecuentemente contradictorios objetivos por el carácter especial del hombre, y su combinación específica determina el grado con el cual un individuo puede alcanzar un equilibrio interno y puede contribuir al bienestar de la sociedad. Es muy posible que la fuerza relativa de estas dos pulsiones esté, en lo fundamental, fijada hereditariamente. Pero la personalidad que finalmente emerge está determinada en gran parte por el ambiente en el cual un hombre se encuentra durante su desarrollo, por la estructura de la sociedad en la que crece, por la tradición de esa sociedad, y por su valoración de los tipos particulares de comportamiento. El concepto abstracto «sociedad» significa para el ser humano individual la suma total de sus relaciones directas e indirectas con sus contemporáneos y con todas las personas de generaciones anteriores. El individuo puede pensar, sentirse, esforzarse, y trabajar por sí mismo; pero él depende tanto de la sociedad —en su existencia física, intelectual, y emocional— que es imposible concebirlo, o entenderlo, fuera del marco de la sociedad. Es la «sociedad» la que provee al hombre de alimento, hogar, herramientas de trabajo, lenguaje, formas de pensamiento, y la mayoría del contenido de su pensamiento; su vida es posible por el trabajo y las realizaciones de los muchos millones en el pasado y en el presente que se ocultan detrás de la pequeña palabra «sociedad».
Es evidente, por lo tanto, que la dependencia del individuo de la sociedad es un hecho que no puede ser suprimido —exactamente como en el caso de las hormigas y de las abejas. Sin embargo, mientras que la vida de las hormigas y de las abejas está fijada con rigidez en el más pequeño detalle, los instintos hereditarios, el patrón social y las
correlaciones de los seres humanos son muy susceptibles de cambio. La memoria, la capacidad de hacer combinaciones, el regalo de la comunicación oral han hecho posible progresos entre los seres humanos que son dictados por necesidades biológicas. Tales progresos se manifiestan en tradiciones, instituciones, y organizaciones; en la literatura; en las realizaciones científicas e ingenieriles; en las obras de arte. Esto explica que, en cierto sentido, el hombre puede influir en su vida y que puede jugar un papel en este proceso el pensamiento consciente y los deseos.
El hombre adquiere en el nacimiento, de forma hereditaria, una constitución biológica que debemos considerar fija e inalterable, incluyendo los impulsos naturales que son característicos de la especie humana. Además, durante su vida, adquiere una constitución cultural que adopta de la sociedad con la comunicación y a través de muchas otras clases de influencia. Es esta constitución cultural la que, con el paso del tiempo, puede cambiar y la que determina en un grado muy importante la relación entre el individuo y la sociedad como la antropología moderna nos ha enseñado, con la investigación comparativa de las llamadas culturas primitivas, que el comportamiento social de seres humanos puede diferenciar grandemente, dependiendo de patrones culturales que prevalecen y de los tipos de organización que predominan en la sociedad. Es en esto en lo que los que se están esforzando en mejorar la suerte del hombre pueden basar sus esperanzas: los seres humanos no están condenados, por su constitución biológica, a aniquilarse o a estar a la merced de un destino cruel, infligido por ellos mismos.
Si nos preguntamos cómo la estructura de la sociedad y de la actitud cultural del hombre deben ser cambiadas para hacer la vida humana tan satisfactoria como sea posible, debemos ser constantemente conscientes del hecho de que hay ciertas condiciones que no podemos modificar. Como mencioné antes, la naturaleza biológica del hombre es, para todos los efectos prácticos, inmodificable. Además, los progresos tecnológicos y demográficos de los últimos siglos han creado condiciones que están aquí para quedarse. En poblaciones relativamente densas asentadas con bienes que son imprescindibles para su existencia continuada, una división del trabajo extrema y un aparato altamente productivo son absolutamente necesarios. Los tiempos —que, mirando hacia atrás, parecen tan idílicos— en los que individuos o grupos relativamente pequeños podían ser totalmente autosuficientes se han ido para siempre. Es solo una leve exageración decir que la humanidad ahora constituye incluso una comunidad planetaria de producción y consumo.
Ahora he alcanzado el punto donde puedo indicar brevemente lo que para mí constituye la esencia de la crisis de nuestro tiempo. Se refiere a la relación del individuo con la sociedad. El individuo es más consciente que nunca de su dependencia de sociedad. Pero él no ve la dependencia como un hecho positivo, como un lazo orgánico, como una fuerza protectora, sino como algo que amenaza sus derechos naturales, o incluso su existencia económica. Por otra parte, su posición en la sociedad es tal que sus pulsiones egoístas se están acentuando constantemente, mientras que sus pulsiones sociales, que son por naturaleza más débiles, se deterioran progresivamente. Todos los seres humanos, cualquiera que sea su posición en la sociedad, están sufriendo este proceso de deterioro. Los presos a sabiendas de su propio egoísmo, se sienten inseguros, solos, y privados del disfrute ingenuo, simple, y sencillo de la vida. El hombre sólo puede encontrar sentido a su vida, corta y arriesgada como es, dedicándose a la sociedad.
La anarquía económica de la sociedad capitalista tal como existe hoy es, en mi opinión, la verdadera fuente del mal. Vemos ante nosotros a una comunidad enorme de productores que se están esforzando incesantemente privándose de los frutos de su trabajo colectivo —no por la fuerza, sino en general en conformidad fiel con reglas legalmente establecidas. A este respecto, es importante señalar que los medios de producción —es decir, la capacidad productiva entera que es necesaria para producir bienes de consumo tanto como capital adicional— puede legalmente ser, y en su mayor parte es, propiedad privada de particulares.
En aras de la simplicidad, en la discusión que sigue llamaré «trabajadores» a todos los que no compartan la propiedad de los medios de producción — aunque esto no corresponda al uso habitual del término. Los propietarios de los medios de producción están en posición de comprar la fuerza de trabajo del trabajador. Usando los medios de producción, el trabajador produce nuevos bienes que se convierten en propiedad del capitalista. El punto esencial en este proceso es la relación entre lo que produce el trabajador y lo que le es pagado, ambos medidos en valor real. En cuanto que el contrato de trabajo es «libre», lo que el trabajador recibe está determinado no por el valor real de los bienes que produce, sino por sus necesidades mínimas y por la demanda de los capitalistas de fuerza de trabajo en relación con el número de trabajadores compitiendo por trabajar. Es importante entender que incluso en teoría el salario del trabajador no está determinado por el valor de su producto.
El capital privado tiende a concentrarse en pocas manos, en parte debido a la competencia entre los capitalistas, y en parte porque el desarrollo tecnológico y el aumento de la división del trabajo animan la formación de unidades de producción más grandes a expensas de las más pequeñas. El resultado de este proceso es una oligarquía del capital privado cuyo enorme poder no se puede controlar con eficacia incluso en una sociedad organizada políticamente de forma democrática. Esto es así porque los miembros de los cuerpos legislativos son seleccionados por los partidos políticos, financiados en gran parte o influidos de otra manera por los capitalistas privados quienes, para todos los propósitos prácticos, separan al electorado de la legislatura. La consecuencia es que los representantes del pueblo de hecho no protegen suficientemente los intereses de los grupos no privilegiados de la población. Por otra parte, bajo las condiciones existentes, los capitalistas privados inevitablemente controlan, directa o indirectamente, las fuentes principales de información (prensa, radio, educación). Es así extremadamente difícil, y de hecho en la mayoría de los casos absolutamente imposible, para el ciudadano individual obtener conclusiones objetivas y hacer un uso inteligente de sus derechos políticos.
La situación que prevalece en una economía basada en la propiedad privada del capital está así caracterizada en lo principal: primero, los medios de la producción (capital) son poseídos de forma privada y los propietarios disponen de ellos como lo consideran oportuno; en segundo lugar, el contrato de trabajo es libre. Por supuesto, no existe una sociedad capitalista pura en este sentido. En particular, debe notarse que los trabajadores, a través de luchas políticas largas y amargas, han tenido éxito en asegurar una forma algo mejorada de «contrato de trabajo libre» para ciertas categorías de trabajadores. Pero tomada en su conjunto, la economía actual no se diferencia mucho de capitalismo «puro». La producción está orientada hacia el beneficio, no hacia el uso. No está garantizado que todos los que tienen capacidad y quieran trabajar puedan encontrar empleo; existe casi siempre un «ejército de parados». El trabajador está constantemente
atemorizado con perder su trabajo. Desde que parados y trabajadores mal pagados no proporcionan un mercado rentable, la producción de los bienes de consumo está restringida, y la consecuencia es una gran privación. El progreso tecnológico produce con frecuencia más desempleo en vez de facilitar la carga del trabajo para todos. La motivación del beneficio, conjuntamente con la competencia entre capitalistas, es responsable de una inestabilidad en la acumulación y en la utilización del capital que conduce a depresiones cada vez más severas. La competencia ilimitada conduce a un desperdicio enorme de trabajo, y a esa amputación de la conciencia social de los individuos que mencioné antes.
Considero esta mutilación de los individuos el peor mal del capitalismo. Nuestro sistema educativo entero sufre de este mal. Se inculca una actitud competitiva exagerada al estudiante, que es entrenado para adorar el éxito codicioso como preparación para su carrera futura.
Estoy convencido de que hay solamente un camino para eliminar estos graves males: el establecimiento de una economía socialista, acompañado por un sistema educativo orientado hacia metas sociales. En una economía así, los medios de producción son poseídos por la sociedad y utilizados de una forma planificada. Una economía planificada que ajuste la producción a las necesidades de la comunidad, distribuiría el trabajo a realizar entre todos los capacitados para trabajar y garantizaría un sustento a cada hombre, mujer, y niño. La educación del individuo, además de promover sus propias capacidades naturales, procuraría desarrollar en él un sentido de la responsabilidad para sus compañeros-hombres en lugar de la glorificación del poder y del éxito que se da en nuestra sociedad actual.
Sin embargo, es necesario recordar que una economía planificada no es todavía socialismo. Una economía planificada puede estar acompañada de la completa esclavitud del individuo. La realización del socialismo requiere solucionar algunos problemas sociopolíticos extremadamente difíciles: ¿cómo es posible, con una centralización de gran envergadura del poder político y económico, evitar que la burocracia llegue a ser todopoderosa y arrogante? ¿Cómo pueden estar protegidos los derechos del individuo y cómo asegurar un contrapeso democrático al poder de la burocracia?

"PITIYANQUI"...Léxico para antinacionalistas -Mario Briceño Iragorri.

aporrea.org.
"Y eso de pitiyanqui, ¿qué significa, don Mario?”, me preguntó en días pasados un modesto hijo del pueblo con quien tropecé al doblar una de las tantas angustiosas esquinas del centro de nuestra pompeyana y babilónica capital. Inquiría el amigo sin nombre (porque en esto de la defensa de la nacionalidad topo con numerosos e imprevistos amigos), acerca del calificativo que en algunos escritos he dado a los compatriotas prestados a hacer juego a los intereses norteamericanos, en perjuicio de los sagrados intereses de Venezuela.

La palabra pitiyanqui no la he inventado yo. La palabra es puertorriqueña. La acuñó el alto poeta Luis Lloréns Torres. Su origen semántico quizá tenga algo que hacer con la florida imaginación del poeta. La voz piti, como alteración del francés petit, entra en la palabra pitiminí, recogida por la Academia, y con la cual se designa el rosal de ramas trepadoras que echa rosas menudas y rizadas. Lloréns Torres, más que en las rosas, debió pensar en la actitud trepadora de los compatriotas que se rindieron al nuevo colonialismo.

El pueblo puertorriqueño ha sido un pueblo ejemplar en lo que dice a defender la estructura de su conciencia. No lo ha sometido ni la fuerza ni el halago. En el fondo de su espíritu resisten los viejos valores fraguados bajo los altivos signos de la hispanidad sin tiempo y sin política. Sin haber gozado las libertades de la República, Puerto Rico se ha sentido en unión permanente con la América de Bolívar, de San Martín, de Morelos y de Martí. La torre del homenaje de su cultura sigue ocupándola Eugenio María de Hostos. Posee el pueblo del pequeño gran país insular un plano secreto, muy diverso del plano que aflora a la realidad. Como toda nación oprimida, se ha dividido en dos. La parte que goza y ríe; la parte que medita y sufre. El patriota callado miró que los hombres risueños buscaban parecerse a los nuevos amos. Que imitaban sus costumbres y tomaban de prestado sus pensamientos. Se parecieron, mas no llegaban al nivel de los dominadores. Pero con imitarlos y sonreírles, aseguraban derecho al gozamiento. A la gozadera, quedaría mejor expresado. Era necesario dar un nombre nuevo a esta fácil y liviana actitud. Claro que en el léxico antiguo existen palabras apropiadas al caso. Pero precisaba algo nuevo. Algo que connotase directamente la posición del nativo carente de escrúpulos para plegarse a la voluntad del yanqui. Los poetas saben el secreto de las palabras. Lloréns Torres hizo el maridaje de los dos voquibles. Del francés tomó la palabra petit y la dio forma aún más menuda y humillada. Piti todavía es menos que petit. Pitiyanqui resulta algo así como yanquicito, yanquito, yancuelo. Algo que pretende ser yanqui, pero que no llega jamás a serlo. Una manera de larva con alas tan rudimentarias que no alcanzan para el vuelo, pero que tiene, sin embargo, derecho a comer los manjares que sobran de la abundosa ración de la mariposa multicolor.

Cuando yo he usado la palabra como determinativo de quienes irreflexivamente puedan servir al imperialismo sin mirar los perjuicios que su conducta ligera acarrea al país, lo he hecho en orden a advertir el riesgo de que nuestra nación se pueda convertir en pueblo de resignados yanquicitos. Es peligroso optar posiciones que a la postre lleguen a crear un hábito social, capaz de desfigurar nuestra integridad de pueblo. Un país como el nuestro, que ha dado en la flor de afirmar en inglés, terminará por rendir su conciencia al reclamo forastero. Chóferes de plaza, al igual de doctores pintiparados, han dejado de usar nuestros adverbios antiguos para responder yes, oké, olray. El papiamento verbal puede tornársenos en papiamento de conciencia.

Nuestra verticalidad de nación está por eso más reñida con el pitiyanqui que con el yanqui. El hombre venezolano puede y debe trabajar con el extranjero de América y con el extranjero de Europa, de Asia o de África que vengan a ayudarle en su tarea de crear riqueza y cultura. El mundo pide la pacífica colaboración de los pueblos. El norteamericano tiene una experiencia técnica que nos es útil y sobreabunda en riquezas que necesitamos para acrecentar el bienestar común. Pero el hecho de su poder extraordinario no justifica nuestro achicamiento. Colaboración no es subordinación ni olvido de la personalidad. Colaboración es igualdad. Claro que es en extremo difícil la sociedad del gato con el ratón. El ratón corresponde al pitiyanqui. Puede, en cambio, haber sociedad de gatos grandes y de gatos pequeños. Yo sólo aspiro a que en nuestra relación con el país del Norte hagamos el papel de gatos magros y no de ratones gordos. Grandes ellos, pequeños nosotros, podemos hablarnos y entendernos en el común idioma felino. Pero como ratones quedamos a merced de que al cansarse el gato de jugar con nosotros, resuelva injerirnos como alimento complementario. Siendo todos gatos, podemos, en cambio, llegar a querernos colectivamente sin recelos.

La atribución de pitiyanqui usada por mí para calificar una conducta antinacional, no implica, tampoco, bandera ni de guerra ni de odio contra el yanqui. Apenas determina una actitud de defensa de lo nuestro. Ayer, y justamente al pie de la estatua de Bolívar en nuestra plaza principal, un correcto caballero estadounidense me felicitó por la manera de presentar yo el caso de nuestra reacción latinoamericana frente a los errores de la política imperialista en su país. Sabe él cuánto admiro a su patria y cuánto me encantaría que fuera distinta la política que pusiera en práctica con relación a nuestra América hispánica. Él sabe que es la mía actitud de defensa de lo nuestro.

El pequeño tiene derecho a conservar integro su patrimonio moral. Nosotros, como nación, debemos cuidar por la conservación de nuestros valores sustantivos. Lo contrario sería un acto de inconsciente lentejismo. El lentejismo, con el cocacolismo, con el esfialtismo, con el mulanegrismo, con el prestonismo, con el andresotismo, tiene aplicación en el léxico y en la conciencia del antinacionalismo. Son variaciones cromáticas de una misma actitud de entrega, de resignación, de complicidad frente a las fuerzas del imperialismo.

Bueno es recordar también que una cosa es el imperialismo del Pentágono, de la Casa Blanca y de Wall Street y otra cosa son los Estados Unidos como pueblo. En el fondo de la gran nación del Norte viven y pululan las contradicciones. Allá, como acá, existe una corriente que se mantiene fiel a la tradición de respeto y de dignidad que crearon los hombres antiguos. Ese pueblo y esa nación americana que pinta García de Sena en la primera entrega de la Fundación Mendoza no coinciden con el Pentágono, con la Casa Blanca y con la Wall Street del presente angustioso momento del mundo. Si bien es cierto que la aspiración a dominar nuestro hemisferio se abulta desde los años cabeceros del siglo XIX, también es cierto que entonces era otra la América romántica que tomó por símbolo la campana de Filadelfia. Desgraciadamente, la mayoría de quienes forman la América que se embarca en los firmes muelles neoyorquinos no son de la América admirable de Jefferson, de Lincoln y de Whitman. Vienen, en cambio, en grueso número, ciudadanos de la América de Walker, de Sam Zamurray y de los Rockefeller. Contra esa América esclavista y negada a la expansión de los grandes principios donde se afincan las repúblicas, debemos mantenernos en actitud de vigilantes centinelas. Suaves y cordiales, acogedoras, han de estar nuestras manos para el apretón debido a quienes como amigos vengan a tratarnos. Para aquellos, en cambio, que se presenten con intentos de adulterar nuestros credos y de borrar del libro de nuestra Historia el acta de Independencia que firmaron los patricios de 1811, debemos tener, en lugar del vino y de la sal en mesa de amistad, la ceniza y la sal que hagan estéril la intención conquistadora.......


Aviso a los navegantes 1953
Obras Selectas de Mario Briceño-Iragorry
Ed. Edime Madrid - Caracas 1966
pp 1082 a 1085

Biografía corta de Mario Briceño Iragorri: www.efemeridesvenezolanas.com/html/briceno.htm

LIVIA GOUVERNEUR: "Profundo Amor hacia los Humildes". Por: Regla Zuleta.

Nuestra América cuenta con hermosas páginas de historia a lo largo de sus luchas por la independencia. Una de ellas la protagonizó Livia Gouverneur, nacida el 15 de julio de 1941, en Caracas, Venezuela.
Una faceta muy especial de su vida fue su afición por la literatura, pues desde los siete años escribía poemas que luego leería a sus familiares amigos.

Alegre despierta, llena de vida, amaba profundamente a los humildes, a quienes comprendía por haber nacido en un hogar proletario y ser la mayor de los once hermanos que crecieron en un ambiente de pobreza.

Livia colaboró en Venezuela con la Juventud Revolucionaria desde la caída del dictador Pérez Jiménez, en 1958. Iba a los barrios obreros para organizar actos culturales y enseñar a los pequeños cantos revolucionarios.

Su avidez por la lectura la llevó a estudiar mucho, en especial Psicología, lo cual le permitió establecer discusiones con los profesores de la Universidad, quienes se asombraban de la profundidad de su pensamiento.

La última vez que la madre supo de ella fue el primero de noviembre de 1961, día en que le manifestó que iría a una excursión con unos amigos y que no se preocupara si llegaba tarde.

Un día gris llegó al hogar la noticia de su muerte. La autoridades policiales quisieron aparentar que los autores habían sido sus propios compañeros, pero se comprobó que fueron contrarrevolucionarios cubanos, quienes tirotearon una manifestación de apoyo a la Revolución Cubana.

Livia sentía una gran admiración por Cuba y fue de las primeras en marchar en los actos de solidaridad a favor de nuestro pueblo en la querida Venezuela.

A pesar de la fuerte presión de las autoridades venezolanas, los estudiantes llevaron su cadáver hasta la Universidad que tanto amó y le rindieron los honores que ella se merecía. En hombros de sus compañeros la joven fue llevada a la Facultad de Humanidades, donde su presidente intervino para exigir el castigo de los asesinos.

Durante el sepelio, la multitud enarboló banderas y cantó himnos revolucionarios constituyó una manifestación popular de dolor y repudio a la acción asesina.

Nota:
Ver pcvcarabobo.blogspot.com/.../siempre-livia-los-47-anos-de-su.html - (taimablogspot.com/)
Ver
accioneslibertarias.blogia.com/.../biografia-de-la-semana.php -

juana la avanzadora - Imágenes de Google

juana la avanzadora - Imágenes de Google: "encontrarte.aporrea.org"

sábado, 29 de agosto de 2009

JUANA RAMÍREZA LA AVANZADORA Aporrea.org


ENcontrARTE - Aporrea.org por: Luciana Mc Namara/Encontrarte

Desde principios del siglo XVI ya se veían en las rutas del Atlántico unos enormes buques dedicados expresamente a transportar humanos (mayormente de raza negra), sometidos y convertidos en esclavos. Los países europeos que participaron en el decadente y lucrativo tráfico negrero, como España, Portugal, Inglaterra, Francia y Holanda, poseían grandes compañías de navegación especializadas en dicho transporte
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Dibujo de Barco portugués procedente de Angola y Congo del siglo XVIII.
La trata de negros comenzó a ser manejada por la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales en 1621. Cuarenta años después, en 1672, la encargada de este “negocio” humano fue la English Royal Áfrican Company para luego en la primera década del siglo XVIII pasar a manos de la Compañía Real de la Guinea (francesa). Ya en 1764, la Real Compañía Guipuzcoana inicia relaciones comerciales de embarques negreros con la firma británica de Wenland Brothers, quien importaba Negros mandingas, zapes, congos, loangos y de otros
gentilicios, atados con cadenas por el cuello y transportados en las bodegas de los barcos en vergonzosas condiciones. Indudablemente uno de los países que más aprovechó esta comercialización fue Inglaterra: llegó a extraer de África hasta 80.000 negros al año. Sin embargo, España mantuvo una actividad permanente y crucial en este negocio a niveliberoamericano, y no sólo eran los peninsulares quienes traían esclavos a las tierras venezolanas sino que también los nativos (los criollos) comerciaban con ellos. Durante mucho tiempo se utilizó el trueque en el comercio intercolonial y era frecuente observar que se cambiaban mulas criollas por esclavos negros. Los criollos controlaban gran parte del comercio de negros con los españoles y las Antillas dentro del país, convirtiéndose en piezas claves en el tráfico intercolonial.
La llegada de los negros a los puertos venezolanos era un colorido acontecimiento. Se formaba una especie de feria en la que montaban toda una parafernalia para proceder a la exhibición de las “piezas” como se les llamaba a los desembarcados. Comenzaba entonces el
movimiento de compra-venta. Los traficantes repartían aceite de coco para que los esclavos se lustraran la piel y mejorar así su aspecto ante los posibles ojos compradores. Éstos revisaban cuidadosamente la mercancía: su dentadura, estatura, porte, etc. “En cada puerto de llegada había funcionarios denominados ‘factores’, los cuales cumplían con la tarea de efectuar el palmeo y revisar la carimba (…) Los negros de menos de siete cuartas de altura no eran considerados como una pieza, como tampoco aquéllos que, aún teniendo la altura requerida, tuviesen algún defecto físico notorio. Una madre con un niño de pecho pasaban como una sola pieza. Esta forma de medir los esclavos se denominaba «palmeo» y la marca que se les hacía con un hierro candente en alguna parte del cuerpo, generalmente en un brazo, se conocía con el nombre de «carimba», práctica ésta que fue suprimida por real cédula de 4 de noviembre de 1784”.
Tomado del Proyecto de la UNESCO: La ruta del esclavo
Los esclavos eran comprados por familias y personas de dinero. Era una muy buena inversión, un negocio reproductivo, ya que se adquiría al mismo tiempo la posibilidad de una prole. Fue probablemente por esos años que una poderosa familia, dueña de grandes extensiones de tierra en la región de Chaguaramal cerca de Maturín, asistió a una feria comercial para comprar un lote de esclavos recién llegados del África. La familia Rojas Ramírez, los apoderados, llevaba sin saberlo entre su compra la mujer que daría a Luz a una hacedora de historia venezolana, a una africana que bautizaron como Guadalupe Ramírez.
Como era usual en esos tiempos, la negra Guadalupe se vio en la obligación de concederle favores sexuales a los patrones. De este modo sale embaraza sin conocer con exactitud al verdadero progenitor, el cual pudo haber sido el General Andrés o José Francisco Rojas. Lo cierto es que en 1790 nace en la Hacienda cacaotera de los Ramírez Rojas en Chaguaramal, en Municipio Piar, la mulata Juana Ramírez. Nace en el límite de cambios paradigmáticos de la sociedad mundial, como la conmocionada Revolución Francesa o la declaración de libertad en el comercio de esclavos autorizada por la Corona española en 1789. Ya para finales del siglo XVIII los vientos de cambio se sentían por doquier, no sólo se habían incrementado los alzamientos de esclavos en todo el territorio nacional, sino que también se gestaba un proceso independentista que venía tomando forma ya desde hacía un tiempo.


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Con apenas un año de edad, Juana percibe el aroma de la libertad al estallar la insurrección de los esclavos de Haití. Luego vino el levantamiento José Leonardo Chirino y otras pequeñas sublevaciones que la niña observaba desde su lugar. Detrás del fregadero, Juana escuchaba las noticias que alimentaban su espíritu libertario. La oligarquía mantuana, ya asustada por las constantes rebeliones y las nuevas leyes ibéricas que peligraban su condición, incrementa la represión a niveles escandalosos, por lo que Guadalupe y su hija permanecen sin sobresaltos atadas a la esclavitud. Así crece la pequeña Juana, entre la cocina y la barraca: planchando, cocinando, lavando y sirviendo. Sin embargo, fue criada bajo la tutela de Doña Teresa Ramírez de Balderrama quien la protegió y brindó una educación basada en ideales patriotas, siempre fiel a sus amos y alejada de todo contacto con negros peligrosos de la zona. Cuando llega
a la adolescencia, comienza a acompañar a Don Andrés Rojas a realizar labores en la hacienda. La muchacha reflejaba un ímpetu tal que llama poderosamente la atención del General, probablemente su verdadero padre, y éste decide llevarse a la joven a viajes extramuros.
Al principio fueron cortos, pero para comienzos del ochocientos la chica acompañaba a su patrón a múltiples actividades relacionadas con la gesta independentista aprendiendo todo lo que estaba a su alcance. A los 15 años ya era mano derecha del General y estaba lista para enfrentar las faenas de la guerra. Mientras tanto, ocurría la revuelta de 1810, la Primera República se alzaba; y aunque la clase marginada, prácticamente en su totalidad (negros, pardos e indios), se inclinaron hacia el lado realista, Juana permaneció junto a los patriotas, fiel a sus convicciones y valores aprendidos.
La noticia de los sucesos de 1810 habían llegado a través de un rico ganadero maturines que se hallaba en Trinidad e inmediatamente ganaron adeptos. Familias de la zona como los Monagas y los Rojas, se unieron inmediatamente a la lucha y formaron sus propios ejércitos con los esclavos de sus haciendas. Aunque para ese momento Maturín era una aldea de casas con paredes de bahareque y techos de paja, un pueblito muy pequeño que pertenecía a la provincia de Barcelona, no dejaba de ser punto estratégico tanto para realistas como para patriotas. Con sus habitantes organizados el pueblo ya tenía constituida su defensa. Juana contaba con veinte años.
Se había convertido en una hermosa mujer muy alta e impactante que con solo dar la orden los demás obedecían sin resistencia e infundía sobre los esclavos la pasión por la lucha independentista. Es así que entre 1813 y 1814 Juana participa en las cinco batallas que
se realizan en las cercanías de Maturín contra Antonio Zuazola, de La Hoz, Monteverde y Morales: la que más destaca es la de Alto de los Godos, una batalla que, por la intrépida avanzada de Juana fue victoria segura para los patriotas. De allí es que a la heroína venezolana se le conoce como Juana “La Avanzadora”.
Entre esos años Andrés Rojas acompañado siempre de Juana estaba siempre en Maturín. La inminencia de la Guerra era latente, todos lo sabían, y Juana se apresura a fundar un batallón que llamaron “Batería de las Mujeres”, formado por todas las mujeres del pueblo, entre
las que estaban Graciosa Barroso de Sifontes, María Antonia (la abuela de Eloy Palacios) y Juanita Ramírez, Dolores Betancourt Mota, Marta Cumbale, Valentina Mina, Vicencia y Rosa Gómez, Carmen Lanza, Luisa Gutiérrez, Isidora Argote, Eusebia Ramírez, Guadalupe Ramírez, Rosalía Uva, María Romero de López, Josefa Barrosos, Juana Carpio y Lorenza Rondón, prestas a ayudar ante cualquier emergencia. Y así lo hicieron. Fue un 25 de mayo de 1813 cuando Juana se da su cita con la historia de la independencia. Es en ese año que ataca Domingo Monteverde en nombre del Rey de España al pueblo oriental, y la defensa republicana fue liderada por José Francisco Bermúdez, José Francisco Azcúe, Manuel Piar y José Tadeo Monagas, también estaban el general Rojas y Remigio Fuenmayor. Piar organiza el mencionado batallón de mujeres y lo coloca bajo el mando del Comandante Felipe Carrasquel, disponiendo entre sus actividades la de apertrechar los cañones, atender los heridos, suplir de provisiones a las tropas, y enfrentarse al enemigo de ser necesario.
La batalla se libró en la sabana del Alto de los Godos, al oeste de Maturín. Allí se fueron reuniendo los patriotas, venían de distintos sitios, como desde La Cruz, San Simón o Las Cocuizas. El número de hombres llegaba a los dos mil, dispuestos a enfrentarse al ejercito de
Domingo Monteverde que los doblaba en hombres y artillería. La batalla comenzó cerca de las 11 de la mañana y finalizó al oscurecer el día. Fue una ardua lucha en la que Juana y su batería de mujeres se habían acomodado cerca de lo que hoy es la Plaza Piar de Maturín. Allí entre sus labores, Juana se destaca en su desempeño y es admirada por el Comandante Carrasquel. Su valor no tenía parangón y


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mantuvo a raya al ejercito de Monteverde, impidiéndole el paso a la población donde sólo estaban escondidos los niños y los ancianos. Como a las 4 de la tarde desde Altos de los Godos, llega a Maturín la noticia de que a los patriotas se les estaban acabando las municiones. El Comandante Carrasquel, jugándose la última carta, le ordena a Juana avanzar hasta Los Godos, y ésta, con apenas 23 años de edad, salió desde una fosa situada en las inmediaciones de la actual plaza Piar de Maturín y comenzó a avanzar homéricamente en medio de una lluvia de balas y cañones hasta lograr atravesar todo el campo. Allí toma la espada de un general muerto y alza el arma como símbolo de lucha y libertad. Toda la tropa queda absorta. José Francisco Azcue, el general Rojas, José Tadeo Monagas y Manuel Piar al ver a la negra Juana luchando apasionada, se contagian del ánimo y arremeten con furia contra el ejercito realista. Monteverde se vio repentinamente acorralado y logra escapar hacia el pueblo de Areo, rumbo a Barcelona, dejando en el campo de batalla al Comandante Antonio Bosch y al Capitán Pedro Cabrera. Bosch y Cabrera murieron al rato bajo las lanzas patriotas, pero también muere allí el Cacique Comandante José Miguel Guanaguanay, último cacique de Los Chaimas quien fallece en el campo junto a toda su tribu. No obstante ganaron la batalla y fue Juana el verdadero espíritu de la victoria ese día, el día en que se salvó Maturín. Como premio del triunfo, los patriotas ganaron armas y municiones, 6.000 pesos de plata, 3 cañones, y los cofres de Monteverde. Las bajas alcanzaron los 479 efectivos entre los que se contaron 27 oficiales realistas y 452 soldados muertos. Juana, al terminar la batalla, se encargó personalmente de dar sepultura a los caídos. Estos fueron enterrados en un sitio llamado la Mata de la Muerte, al pie de un árbol ubicado frente a la Iglesia San Ignacio. Por eso en aquel entonces la capital monaguense fue bautizada por el Libertador Simón Bolívar como La Tumba de los Tiranos. Pero al año siguiente, el 11 de diciembre de 1814, después de la batalla de Urica, en la que fallece José Tomás Bóves Maturín es atacada nuevamente y cae bajo el poder del español Tomás Morales, quien arrasa la aldea en su totalidad. Quemó todas las casas y asesinó a todos los ancianos, niños y mujeres que pudo. La mayoría de las personas que allí se encontraban eran caraqueñas y del centro del país, producto del éxodo ocasionado por la entrada de Bóves a Caracas. Con esta victoria realista se termina de perder la Segunda República.

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Monumento a Juana La Avanzadora en Maturín
Los pocos que se salvaron, entre ellos Juana, lograron escapar hacia las montañas y desde allí combatieron como guerrilleros durante mucho tiempo internados en las sierras de El Tigre. Se alimentaban de ganado perdido por el monte, plantas u otros animales salvajes. Dos años después fundaron algunos poblados cerca de las ruinas del gran incendio perpetrado por Morales en cuya reconstrucción participó el general Andrés Rojas.
Cuando Venezuela logra su independencia, Juana se queda a vivir en Guacharacas, muy cerca de Maturín, en una próspera localidad que más tarde desaparece para luego varios habitantes emigrar hacia la parte alta del terreno construyendo las primeras casas de lo que llamaron San Vicente en el año 1924. Allí, como esclava liberada -liberación que obtuvo por los servicios prestados a la familia patriota a la cual servía- Juana forma una familia con sus cinco hijas: Clara, Juana, Juana, Josefa y Victoria, junto al hombre del cual se enamoró, un patriota. Ahí vivió sus últimos años cultivando la tierra y disfrutando de su libertad y la de la propia Venezuela. Muere en 1856 a la edad de 66 años, siendo enterrada en el cementerio antiguo de Guacharacas en El Bajo, el mismo que en la actualidad es utilizado por las

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comunidades de San Vicente y Pueblo Libre.
Unos cardones, que primero los guacharaqueros y después los sanvicenteños sembraban periódicamente, recordaban el sitio exacto donde está enterrada "La Avanzadora". Durante más de un siglo esos cardones marcaron la ubicación exacta de la tumba. Una y otra vez, la devoción popular los replantó hasta que el 24 de junio de 1975, el Comité de Damas de la 58° División de Infantería levantó un monumento sobre esa lápida en el cementerio viejo de Guacharacas (hoy San Vicente) cuya placa reza así: “Aquí yacen los restos mortales de la heroína Juana Ramírez “La Avanzadora”, máxima exponente de la mujer monaguense, 1790-1856.” Más tarde, en 1952,
casi al final de Av. Bolívar de Maturín, sobre una gran redoma, el Ejecutivo Regional alzó un monumento en su memoria, construido y declarado primero Santuario Patriótico Distrital y luego, en 1994, Santuario Patriótico Regional. De esta manera se recuerda a Juana Ramírez que, intacta en su estatua de bronce y alzando el machete, continúa animando en la lucha por la libertad.

Crédito: Randy Sierra

Roman Chalbaud, el señor del cine venezolano

Ediciones Yo, Yaracuy Oculto de Ediciones YO, Yaracuy Oculto. 19/08/09
Román Chalbaud palmea con cariño a la perra de pelo miel. Ella responde juguetona al contacto. Él la mira y sin embargo, por segundos, parece no estar presente en el lugar. Su mente, quizás, revisa las escenas que faltan por montar de Pandemonium, su más reciente película.
RC: Es como el monstruo de Frankestein -comenta con voz pesada, ajena- va creciendo, adquiriendo vida propia...

viernes, 28 de agosto de 2009

Fotografías en blanco y negro

Publicado: 12 de agosto, 2009. Autora: Mora Torres
El siglo XIX me da melancolía y, a veces, un poco de terror metafísico -léase, miedo a los fantasmas (El fantasma victoriano). El XX , vértigo (El siglo XX y la producción armamentista mundial); del XXI todavía no puedo hablar y no sé si podré comprender alguna vez lo que me pasa con él: mis pasos se traban transcurriéndolo, como si tuviera puestos los zapatos al revés -el pie izquierdo en el zapato para el derecho y viceversa; explico para que no vayan a creer que pienso en zapatos pervertidos, como los del Marqués de Sade, o en las botas de siete leguas, no. El siglo XXI se camina con zapatos modernos, o posmodernos, cuyo diseño aún no aprendí (La Escuela del siglo XXI).
Si pudiera mirar a la Historia desde arriba, como un gran panel de gente que viene y va, imagino que en el siglo veinte esa gente de caminar pausado de pronto empieza a correr (Historia y anti historia). Veo en este sitio -o siglo- caras de todo tipo, rodeadas de objetos y de símbolos: la de Einstein y una pizarra con signos (El acertijo de Einstein); la de Freud y una lámpara art deco junto a un diván (Freud: Un Hombre para todas las épocas) por supuesto; veo a Anais Nin bajando apresurada la escalera de una casa en París -la casa de Henry Miller, digamos- para correr hacia el Sena, donde vive en un bote estacionado… (Anais Nin).
En el siglo veinte, sobre todo para cuando me vuelvo una niña que sueña, están Charlot y su galera (El cine), y de su galera sale un aire triste y, sin embargo, con gusto a chocolate (“Chocolate”, una visión antropológica del film).
El XX tuvo su infamia, la de otros siglos mutiplicada muchas veces: dos guerras inexpresablemente crueles y otras que también se llevaron a tanta gente que es inútil contar a los que nos arrebataron antes de tiempo (Tenebrosa IIª Guerra Mundial).
Dicen que fue al terminar la primera Gran Guerra que nuestra mirada sobre la muerte cambió, se hizo menos simple y terminó la muerte siendo todo un problema mucho más grande que para los antiguos -la mirada humana sobre la muerte (La muerte en la historia).
El siglo veinte tuvo a gente como la que nombré anteriormente, y a Mahatma Gandhi y a otras figuras que desde su más profundo desamparo transformaron la vida para siempre.
Gracias les doy además a quienes hicieron el placer de esos días; para nombrar alguno: las películas mudas. Y a quienes las conservaron con su lujo de imágenes. ¿Por qué es tan atractiva la fotografía en blanco y negro, por qué estas postales tienen como un bruñido noble, en blanco, en gris, en zepia, que no se encuentra hoy, o acaso no se quiere encontrar?
Retratos escondidos
Es gracioso; todo lo anterior vino de que estuve repasando mi vida, y de paso repasé los siglos que la rodearon. Me senté en un sillón de hamaca con una caja de viejas fotografías, y fui extrayendo algunas de mis viejos amigos, vean:
María del Pilar (Pili) -y este retrato lo saqué yo misma en una quinta, en un lugar llamado Sauce Viejo-está con una gorra de marinero y tiene aquí menos de dos décadas. Ella apareció para mí en el segundo año de la escuela primaria, y tenía una voz tan dulce y un rostro tan armonioso que me dije que iba a ser mi amiga, y le escribí con letras aniñadas un verso: “Es su voz la más dulce, más tierna y más pura de cuantas oí…”. La maestra le daba la mano cuando salíamos en fila, porque al ser Pili la más pequeña, encabezaba la hilera de alumnos. Yo quería “ser ella” con toda mi alma; ahora sólo quiero que siga siendo mi-gran-amiga-que-viene- del-país-de-la-infancia, y que creció conmigo.
Laura: era un alma intrépida, y era ella quien me escribía poemas. La conocí al empezar la secundaria, y desapareció de mi vida y de la vida en general cuando era muy joven, a manos de una agrupación política tenebrosa llamada Triple A, que la asesinó sin mayor trámite, como a tantos.
Ahora de la caja de fotos surge Nydia, a quien conocí primero como “La mujer del escritor Hugo Mandón”. Veo el rostro de Nidieska de cuando tenía cuarenta años y me daba calor maternal -ahora tiene ochenta y no ha variado mucho- y me digo que pocas veces un espíritu tan delicado hizo de tal modo honor a una fragilidad física etérea de grado superior… Y a continuación la estampa de José Luis, El Flaco, que era mi amigo de los cuentos y con el tiempo se pareció cada vez más a sus personajes: en estos días tiene barba y pelo blanquísimos que destacan sus ojos pálidos sobre su cara de poeta; no sé si seguirá con sus humores metafísicos y sus bromas esbeltas.
Enrique… ¿Qué puedo decir de él que no haya ya escrito en todos los cuadernos? Y también en estas mismas entradas. Mi gran escritor… y mi amigo al que todavía tengo ganas de tomarle la mano y que juguemos. En esta foto aparece rodeado de gente, y le brillan los ojos detrás de sus cristales miopes, y sonríe con su sonrisa sin igual.
En el retrato Ernesto está tal como era y, en parte, sigue siendo. Supe estar enamorada de él, pero es verdad que era casi azul, de tan hermoso, era Omar Shariff con un libro de poemas bajo el brazo, leyéndolos con una voz de galán de culebrón, como ahora mismo. Pero ahora los escribe con pluma absolutamente fina.
Acá está Silvia, la niña loca, la madre seductora, a la que conocí como vecina y fue luego parte de mis entrañas. Y Elsa, una “alemana” de corazón y mente límpidos, vociferadora, peleadora, feliz, bebedora de grandes vasos de cerveza en las festividades, sibarita que elige con cuidado su comida para el festín, amante del teatro, la arquitectura y los versos de Orozco.
El sillón dejó de hamacarse, tapé la caja de fotografías, ¿para qué revolver más aún? Ando por estos días como si buscara un espejo que no refleje mi rostro sino mi recuerdo.
Ah, amigos, gracias por los saludos, por los versos, por la locura que me atrapó en mi cumpleaños… Gracias a los escritores de una gran novela infinita. Y todos mis besos, como siempre

Gabriel García Márquez y el problema de la gramática

El escritor Gabriel García Márquez considera «natural» la reacción de los gramáticos, lingüistas y académicos a su discurso de Zacatecas ( Botella al mar para el dios de las palabras , EL PAÍS del pasado martes 8 de abril): «Sería absurdo que los que guardan la virginidad de la lengua estuvieran contra sí mismos. Pero la mayoría parece haber hablado sin conocer el texto completo de mi discurso, sino sólo fragmentos más o menos desfigurados en despachos de agencias. En todo caso es increíble que a la hora de la verdad hasta los más liberales sean tan conservadores».
Estos días hemos oído en muchas ocasiones que el escritor colombiano había pedido suprimir la gramática. Su discurso no lo dice.«Dije que la gramática debería simplificarse, y este verbo, según el Diccionario de la Academia, significa 'hacer más sencilla, más fácil o menos complicada una cosa'. Pasando por alto el hecho de que esa definición dice tres veces lo mismo, es muy distinto lo que dije que lo que dicen que dije. También dije que humanicemos las leyes de la gramática. Y humanizar, según el mismo diccionario, tiene dos acepciones. La primera: 'hacer a alguien o algo humano, familiar o afable'. La segunda, en pronominal: 'Ablandarse, desenojarse, hacerse benigno'. «¿Dónde está el pecado?», se pregunta.
El siguiente punto de contestación a las palabras de García Márquez es el ortográfico. Parte del supuesto de que si a él le hiciesen un examen de gramática, le reprobarían «en toda línea».
«Además, mi ortografía me la corrigen los correctores de pruebas. Si fuera un hombre de mala fe diría que ésta es una demostración más de que la gramática no sirve para nada. Sin embargo la justicia es otra: si cometo pocos errores gramaticales es porque he aprendido a escribir leyendo al derecho y al revés a los autores que inventaron la literatura española y a los que siguen inventándola porque aprendieron con aquellos. No hay otra manera de aprender a escribir».
En toda la conversación, el Nobel de Literatura reivindica su papel de escritor y como tal, piensa «más en el sufrimiento de la gente que en la pureza del lenguaje».
«Por eso dije y repito que debería jubilarse la ortografía. Me refiero, por supuesto, a la ortografía vigente, como una consecuencia inmediata de la humanización general de la gramática. No dije que se elimine la letra hache, sino las haches rupestres. Es decir, las que nos vienen de la edad de piedra. No muchas otras, que todavía tienen algún sentido, o alguna función importante, como en la conformación del sonido che, que por fortuna desapareció como letra independiente».
Quizá el mayor escándalo se ha formado con sus propuestas respecto a las bes y las uves, y con los acentos.Sobre las primeras, dice: «No faltan los cursis de salón o de radio y televisión que pronuncian la be y la ve como labiales o labidentales, al igual que en las otras letras romances. Pero nunca dije que se eliminara una de las dos, sino que señalé el caso con la esperanza de que se busque algún remedio para otro de los más grandes tormentos de la escuela. Tampoco dije que se eliminara la ge o la jota. Juan Ramón Jiménez reemplazó la ge por la jota, cuando sonaba como tal, y no sirvió de nada. Lo que sugerí es más difícil de hacer pero más necesario: que se firme un tratado de límites entre las dos para que se sepa dónde va cada una».
En cuanto los acentos, irónico, explica.
«Creo que lo más conservador que he dicho en mi vida fue lo que dije sobre ellos: pongamos más uso de razón en los acentos escritos . Como están hoy, con perdón de los señores puristas, no tienen ninguna lógica. Y lo único que se está logrando con estas leyes marciales es que los estudiantes odien el idioma».
García Márquez opina que los gramáticos y los escritores son oficios distintos. Su diferente dialéctica es la que ha generado el debate.
«La raíz de esta falsa polémica es que somos los escritores, y no los gramáticos y lingüistas, quienes tenemos el oficio feliz de enfrentarnos y embarrarnos con el lenguaje todos los días de nuestras vidas. Somos los que sufrimos con sus camisas de fuerza y cinturones de castidad. A veces nos asfixiamos, y nos salimos por la tangente con algo que parece arbitrario, o apelamos a la sabiduría callejera».
«Por ejemplo: he dicho en mi discurso que la palabra condoliente no existe. Existen el verbo condoler y el sustantivo doliente , que es el que recibe las condolencias . Pero los que las dan no tienen nombre. Yo lo resolví para mí en El General en su laberinto con una palabra sin inventar: condolientes . Se me ha reprochado también que en tres libros he usado la palabra átimo, que es italiana derivada del latín, pero que no pasó al castellano. Además, en mis últimos seis libros no he usado un sólo adverbio de modo terminado en mente, porque me parecen feos, largos y fáciles, y casi siempre que se eluden se encuentran formas bellas y originales».
El escritor, que está de excelente humor, concluye la conversación de un modo muy expresivo.
«El deber de los escritores no es conservar el lenguaje sino abrirle camino en la historia. Los gramáticos revientan de ira con nuestros desatinos pero los del siglo siguiente los recogen como genialidades de la lengua. De modo que tranquilos todos: no hay pleito. Nos vemos en el tercer milenio».
Y reitera sus palabras de Zacatecas: «Simplifiquemos la gramática antes de que la gramática termine por simplificarnos a nosotros».

LIVIA GOUVERNEUR, MUJER!!! PRESENTE!!!

LOS ULTIMOS MOMENTOS DE LIVIA GOUVERNEUR.

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Siempre Livia a los 47 años de su asesinato...
El primero de noviembre de 1961, día cristiano de todos los santos, en horas de la noche, cae en combate la estudiante universitaria y militante del Partido Comunista de Venezuela (PCV) Livia Gouverneur, en una operación de hostigamiento contra cubanos bastisteros que se hospedaban en la quinta "La Hogareña", en la Av. Principal de Las Acacias, en El Recreo, Caracas.
Siempre Livia a los 47 años de su asesinato.
Esta muerte es la primera que registra la Juventud Comunista de la época que venía preparándose militarmente para enfrentar el gobierno adeco de Rómulo Betancourt.
A continuación presentamos fragmentos de un libro que saldrá pronto llamado "La Noche de todos los Santos" que presenta entrevistas a dos de los sobrevivientes de esos sucesos y el documento incautado al embajador gringo Teodoro Moscoso, leído por el Che en Punta del Este. La mayoría de los diálogos de que presentamos – remozados por el autor- son recogidos de testimonio de quienes vivieron y militaron al lado de ella.
A 47 años de esta inmolación rendimos tributo a su leyenda, a su mística militante para que sea ejemplo para la juventud venezolana.
Andrés Eloy Milano, "Carlín"
aemilano3817@yahoo.com
"Las últimas horas de Livia".
Una pertinaz lluvia cae sobre Caracas. La tormenta azota fuerte la parte norte de la ciudad, este año el "Cordonazo" no anuncia el fin de las lluvias que se prolongan hasta finales de mes. El torrente de agua baja de La Pastora hacia el centro produciendo efectos por las represas que hacen los niños con piedras y cajas. Muchos de ellos fabrican barcos de papel, otros con su ingenio lo hacen de madera. Una pequeña tabla, unos cuatro clavos y pabilo alrededor simulan naves que bajan a gran velocidad y se pierden bajo los carros o chocan contra las aceras.
Escampa. Livia se asoma al portón de la casa y grita: "Bueno muchachos, vamos a ver quién llega primero a la pared de arriba" y señala al norte, en subida, en la pared del seminario. Cronómetro en mano grita: "Ya…".
Livia Margarita Gouverneur Camero había nacido en San Agustín, caraqueñísima parroquia, en su parte norte, un 15 de julio de 1941. "Muy cerca del antiguo cine Junín", dicen los que la recuerdan. Y agregan, "en lo que hoy en día es una residencia con el mismo nombre, en la avenida Lecuna antes de llegar a Parque Central".
– Livia por favor, sale doña Lola, madre de Livia, al medio de la calle, ayúdame con los niños que se van a enfermar, grita con cierto acento llanero.
– Ah, caraj… Livia jugando con los muchachos, de cuando acá, piensa para sus adentros.
– Mamá, recordé que debo ir a la universidad, a seguir con el trabajo de campo…se me hace tarde, responde dando la vuelta violentamente y caminando muy rápido.
Con un gesto se despide de los muchachos, hermanos y vecinos. Entra velozmente al cuarto carga con una muda de ropa y sus enseres personales. La madre la mira, se le acerca y la abraza, al tiempo que le susurra al oído: "cuídate mija, la cosa no está muy buena para que andes por 'ai'."
– Despreocúpate, vieja que yo me sé cuidar, responde Livia mirándola fijamente a la cara.
– Claro que tengo que preocuparme, las garantías están suspendidas y hay muchos tiros de noche, carros fantasmas disparando y muchos muertos, dice doña Lola con énfasis. Y agrega: "los adecos no andan con vainas, fíjate lo que dice el periódico de las bandas que con cabillas y pistolas entran y acaban con reuniones..."
– Ujú, ya vas a empezar, ataja Livia, no te extrañe que un día de estos me traigan muerta –, suelta Livia sorprendiendo a su mamá.
– Muchacha del cipote, no digas tanto disparate, exclama doña Lola mientras se persigna y agrega: "que tanta vaina tenemos con que seas comunista. Mira que Betancourt dijo que hay que disparar primero y después que averigüen… lo que estás buscando es que no te deje ir".
– Me escapo…Además yo muero defendiendo una causa…
– ¿Qué causa del carajo?
-Olvídalo. Es echando vaina, no me creas…de todas maneras, no te preocupes que yo sé lo que hago. Y agrega: "Salgo para Yaracuy y regreso en unos días, allá todo es más tranquilo".
Se agacha y escoge unas zapatillas de goma. De repente, saliendo de la sala y entrando al cuarto aparece Oneida, con tan sólo 14 años de edad y grita.
– Esos no te lo llevas, esos son míos, increpa Oneida desde lo lejos.
– Coño cuando me muera te vas a quedar con todo lo mío… No seas mezquina, insiste Livia.
– Livia que dejes la vaina esa de jugar con la muerte, grita doña Lola.
Desde el fondo de la casa se oye una voz gruesa que sobresale sobre la de los niños y la de doña Lola: "Bueno ya, que tanta gritería es esa", es don César Humberto, padre, llanero guariqueño, comerciante en ascenso, conocido como el "Mantequero" quien acomoda las latas de "Los Tres Cochinitos" que trajo de puente Restaurador para distribuir y vender.
–Te agradezco Livia que pases más tiempo en la casa para que ayudes a tu mamá que no se encuentra muy bien que digamos. Y remata: "Y me haces el favor de dejar la fumadera que dejas el cuarto prendío…y cuídate que hay muchos tiros en la universidad".
Como a casi todos los muchachos de la época, a Livia se le conocía por dos cosas: una extraordinaria lectora, como buena militante comunista y porque fumaba mucho a escondidas de sus padres. Con una voz ronca y un rostro bizarro, como la recuerda Pancho Toro, su voz de mando producía respeto. En Cerro Azul, en las montañas del pueblo de Carabobo, Estado Yaracuy, recibía instrucciones militares desde mediados de 1960, para luego impartirlas a los campesinos que brincaban de susto cuando Livia hacía estallar un niple o una granada con pericia. Muchos lugareños la veían con extrañeza por su destreza en el manejo de motos. "¿Mujé'… manejando motos…abra se visto?".
Hasta ese día, en cifras redondas, la suspensión de las garantías constitucionales de parte del Presidente Betancourt había dejado en 1961, un saldo de unos 90 muertos, 970 heridos y 1630 presos políticos, cifras oficiales que por lo general eran manipuladas y reducidas a su mínima expresión.
Livia era hija de los guariqueños César Humberto Gouverneur Camero, fallecido a los 65 años en 1978; y Lola Camero de Gouverneur, ambos primos hermanos, fallecida el 1ro. de octubre de 1962, exactamente a los once meses del asesinato de Livia. Hija mayor de la pareja Gouverneur-Camero, ella tenía otros 10 hermanos: Tibisay Gouverneur de Reyes, César Enrique, Roraima (fallecida), Oneida (fallecida), Maigualida, Juan Carlos, Gustavo, Leonardo (fallecido), Irene (fallecida) y Dolores.
Desde niña Livia participa en muchas actividades artísticas, a las cuales era muy inclinada. En teatro, por ejemplo, se destaca con el personaje "Doña Inés" de "Don Juan Tenorio". Y, según reseña el diario Últimas Noticias de 1959 ([1]), Livia pertenecía a un grupo de teatro que dirigía Hugo José Balzán. La noche del 6 de agosto de 1959 formó parte del elenco que interpretó "El Paraíso de los Imprudentes", del salvadoreño Walter Beneke. "La obra se desarrolla en ese pequeño mundo existencialista de Paris y en ella se destacan dos ideas, las dos posiciones filosóficas tradicionales: el joven Juan representa el comunismo, las ideas marxistas, mientras que Carlos, representado por José Balzán, es un joven estudiante de nacionalidad norteamericana que defiende los principios católicos (…) Livia Gouverneur hace el papel de Cristina, la libertina adolescente". También participa como actriz en el grupo "Máscara", fundado en 1950 por César Rengifo donde trabaja, entre otros, con Oswaldo Orsini, asesinado en las montañas de Cerro Azul, Yaracuy, a los 22 años de edad, en los días que asesinan a Mario Petit en 1962. También Neri Carrillo, dirigente revolucionario, Comandante del FLN-FALN y fundador del Sindicato de Artistas de la Radio y la Televisión, participa en el grupo. Recibe clases allí de Natalia Silva.
El 16 de septiembre de 1959 ingresa a la UCV a la novísima Escuela de Psicología, fundada en 1956, entre otros, por el español Guillermo Pérez Enciso, su primer director y cuya primera legión de graduados sería en 1960. Mandaba la Junta de Gobierno presidida por Wolfgang Larrazábal - que al decir de Kléber Ramírez, "en esos días no había partido de gobierno y tampoco de oposición".

La Brigada "21 de Noviembre"
Maltrecho políticamente el gobierno al salirse Jóvito del Pacto de Punto Fijo, Betancourt rompe relaciones con Cuba - que se hace efectivo el 28 de noviembre de 1961-. Éste sigue abriendo puertas al exilio de ciudadanos cubanos, entre estos "gusanos": ex-policías y torturadores batisteros que irían a engrosar las filas de la temible Dirección General de Policía (Digepol).
Estos últimos se dedican, una vez establecidos en varios sitios de la ciudad capital, a apedrear, tirotear y dañar ventanas del Consulado cubano en la Av. Andrés Bello, en el edificio del antiguo Colegio Venezolano de Periodistas (CVP), junto a la ultraderecha venezolana y amparados por el gobierno, ahora de la "guanábana" de adecos y copeyanos.
– Camaradas, revisaron el sitio, habla con voz de mando Héctor Rodríguez Armas, "Car'e loco", jefe militar de la Brigada "21 de noviembre" de la Facultad de Ingeniería de la UCV del PCV, dirigiéndose a los combatientes de la Unidad Táctica de Combate (UTC), Alejandro Tejero, Antonio Acosta "Rasputín" y Francisco "Pancho" Toro.
Estos jóvenes de la Juventud Comunista del PCV se habían dado cita en el cafetín de Economía, para más tarde, reunirse en un antiguo laboratorio de Física de la Facultad de Ciencias que estaba en desuso que les servía de lugar de encuentro, depósito de propagandas y planificación de tareas. También usaban un cubículo "invadido" en la Biblioteca Central. Por doquier se veían latas de pintura, el famoso Gallo Rojo, emblema del PCV, colgaba en un lateral y tirados en el piso rumas de periódicos viejos de "Tribuna Popular".
– Sí. Pasamos por la quinta anoche y sólo vimos a tres municipales custodiando. Y ya conseguimos que Livia nos acompañe para que neutralice a esa gente –, responde "Rasputín". Y agrega:
– Lo correcto es que Livia entre primero y desarme a los policías. Claro que la seguiré de cerca para dar tiempo que estalle el explosivo en el "Opelcito".
Se refería a un viejo carro Opel "expropiado", según la jerga de la época, de fabricación alemana, del año 1956, que la brigada tenía escondido por los lados de Ciencia. Además del Ford Mercury que apenas tenía dos días de robado.
No eran advenedizos. Tenían casi dos años haciendo cursos militares por los lados de Montalbán, Estado Carabobo, en una hacienda propiedad de un familiar de uno de los miembros de la brigada. Además de cierta experiencia en operaciones de cierta envergadura. Héctor "Car'e loco", por haber estudiado en la Escuela Militar hasta llegar a ser brigadier, con experiencia en el combate callejero desde el 23 de enero de 1958, era uno los instructores. Por otro lado, Livia que pertenecía a Humanidades hacía sus cursos en Cerro Azul, en Carabobo, pueblo del Estado Yaracuy, con experiencia en explosivos.
– Por cierto ahí viene Livia, señala Pancho.
– Disculpen la tardanza, coño la familia me retuvo –, dice Livia con su voz fuerte, ronca y no dejando el cigarro para nada. Saluda a todos y la ponen al tanto de lo conversado.
– ¿Preparaste el petardo?, pregunta "Car'e loco", bajando el tono de voz.
– Sí, claro. Lo tengo en el bolso, responde rápido Livia.
– Esperemos la hora y mientras tanto, me disculpan que tengo que hacer otras vainas. A las cinco nos vemos para salir, dice "Car'e loco". Los otros se quedan conversando de política.
– Con la salida de URD y de Jóvito del gobierno, este gobiernito se cae, Caraquita Urbina me dijo que "amarraremos los caballos" en las rejas de Miraflores dentro de pocos meses, comenta Pancho.
– Coño, sólo falta que los militares se pronuncien. Están a tirito… que arrechera me dan los camaradas de la dirección, dice Livia saltando de su asiento. Ya se cumplió un año de la plomazón que tuvimos aquí en la universidad contra el batallón Bolívar, y los grandes carajos no aceptaron el apoyo de varios oficiales que estaban en contra de esa intervención.
Se refería Livia a la puesta en práctica por parte de Betancourt y el Alto Mando Militar del Plan Macagua, destinado a sofocar y aplastar la rebelión en Caracas. Ocho batallones de soldados y policías, se congregaron en sus cuarteles prestos a cumplir órdenes. Sin embargo, más de la mitad de los oficiales, entre estos, los que se alzarían en Carúpano y Puerto Cabello, se dirigieron a la jefatura del PCV y MIR y estos respondieron que "era necesario defender la institucionalidad democrática pues Betancourt había sido electo democráticamente. Los oficiales, entre el desconcierto y la desazón, salieron a ponerse al frente de sus batallones para cumplir, sin el menor deseo, las órdenes de Betancourt y el Ministerio de la Defensa." ([2])
– Del carajo la lectura que hizo el Che en Punta del Este de los papeles que le cojimos al bolsa de Moscoso de su lujoso maletín, habla rápido Livia, tal como era ella, hiperactiva y mordaz para buscar conversación en el grupo. Y agregaba: "Tengo copia del discurso, un camarada lo trajo del Uruguay"…
Quinta "La Hogareña""
Como estrategia de solidaridad con Cuba el PCV y MIR comienzan una campaña de hostigamiento contra los cubanos batisteros que en decenas se hospedaban en pensiones como la quinta "Maicara" e "Hilda", en Sabana Grande; la "Hogareña" en la Av. Principal de Las Acacias; la "Antillana", en el Paraíso; "Magda" y "13" en San Bernandino y la "Chateaud Madrid", de Peligro a Pele el Ojo, en La Candelaria.
Una Unidad Táctica de Combate (UTC) de la Brigada "21 de noviembre" tenía instrucciones de ir a la "Hogareña". Cuando se acercaba la hora y ya los muchachos estaban suficientemente relajados, Héctor Rodríguez Arma, "Car'e loco", los alienta.
– Camaradas, el triunfo de la revolución venezolana pasa por defender la revolución cubana que es una esperanza de los parías del continente y la clase obrera. Hoy debemos, por instrucciones de la dirección del partido, hostigar hasta más no poder a esos mal paridos batisteros que huyen de la justicia revolucionaria de Fidel. El cabrón de Betancourt, como todos saben, les da hospedaje por órdenes de Kennedy y la CIA, y los pone al servicio de la Digepol, para perseguirnos y torturarnos hasta la muerte. Recuerden – agrega el jefe militar de la brigada – que no somos asesinos y que allí hay mujeres y niños. Nuestra tarea es cagarlos pa' que se vayan pa'l coño…cuídense carajo, remata el Comandante, al tiempo que los abraza a uno a uno.
– "Rasputín" y Livia se van en el Opel, ordena con buen tono "Car'e loco", Alejandro conmigo. Ya Pancho se fue para esperarnos en el sitio indicado.
"Car'e loco" reparte el armamento, escogiendo el su PPK. La Thompson 45 para "Rasputín". Livia se encinta la Lugger de colección, Pancho se llevó su Browning.
A eso de las 8 p.m. Pancho Toro llega con su Volkswagen rojo y lo estaciona en el sitio indicado. Apaga el carro y ajusta el retrovisor. La cara de asombro que se refleja en el espejo es de película. Es cuando se percata que patrullas de la Digepol custodian una casa a unos cien metros. Afina su vista y ve la bandera de los Estados Unidos. Y dice: "Coño es la casa del embajador Moscoso. Qué cagada. Estas son las vainas de 'Car'e loco' "…Luego de secarse la cara sudorosa dice a sus adentros: "Bueno, a esperar." Mientras espera ve pasar un carro lujoso que entra a una quinta. Es Capriles, el dueño de Las Novedades. "Coño lo que faltaba, ahora viene el Ministro de la Defensa y se mete en la quinta del frente", habla en voz baja y se hunde en el asiento del carro.
Mientras tanto, en la av. Principal de Las Acacias, casi a penumbras, Livia y "Rasputín" colocan el Opel en posición. "Rasputín" le hace una seña a Livia, luego que enciende el petardo que no explota, para que busque a los policías. Ella baja y le señala que no hay nadie. Llega el Mercury, se estaciona y los ocupantes comienzan a gritar y disparar al aire: "Viva la revolución cubana", "Viva Fidel". "Rasputín" saca su ametralladora y dispara al ras del techo.
– Carajo el petardo no explota, sigan disparando, ordena "Car'e loco". En ese instante, Livia arranca a correr hacia el Ford Mercury en el momento en que aparece un policía municipal de la penumbra de los lados de la quinta. El policía le dispara a "Rasputín" y Livia se atraviesa en la línea de fuego. Livia cae al suelo y grita: "Me dieron…coño" y "Rasputín" se devuelve, la recoge del piso y la introduce violentamente en el carro donde todos se montan.
– ¿Donde te dieron Livia?, grita desesperado Tejero.
– Llévenme a un médico, me duele esta vaina, atinaba a decir la combatiente.
– Camarada rápido que Pancho sabe donde llevarla, dice Tejero.
Llegan al sitio donde está Pancho esperando y a quema ropa le dicen: "La cagamos le dieron un tiro a Livia", dice Tejero.
– Coño, cómo va ser…, dice preocupado Pancho, guillo con los digepoles de allá…
Se montan en el carro y van al rumbo al médico. "Rasputín" Comenta: "camaradas, Livia se desmayó", no se había dado cuenta que estaba muerta. Tejero se queda varias cuadras abajo.
Apenas llegan, Pancho, "Car'e loco" y "Rasputín" con el cuerpo de Livia, una especie de procesión por los Santos en su día los espera allá en El Valle. Todo el mundo ve bajar a Pancho cargando a Livia e identifican al que será famoso con el nombre de "El hombre del Volkswagen rojo".
Llevada al médico, no había nada que hacer. La bala perfora un pulmón. El galeno dice tajantemente a los jóvenes: "llévensela". Había que preservar esa "clínica" perteneciente al aparato armado del PCV. Eran aproximadamente las 9:30 de la noche. Los camaradas debían reportarse a las 11 con uno de los responsables de la operación, Antonio José Urbina, "Caraquita", en un lugar cerca de la Plaza Madariaga, en El Paraíso. Es hora y media de agonía para los combatientes.
Se comunican a las 11 en punto con "Caraquita" y, ante la gravedad del caso, éste les pide media hora más mientras notifica la novedad a sus superiores, supuestamente Guillermo García Ponce. Prosigue la agonía de los combatientes. Luego de pasada la media hora y en otro lugar convenido, "Caraquita" informa que de "arriba" le dicen que dejen el cadáver en una clínica o un hospital. Los jóvenes discuten entre ellos y deciden llevarla a su casa, donde sus padres. Imposible para ellos abandonarla, ella, seguros están, no lo haría con ninguno de ellos. Así deciden desacatar la orden de la dirección del partido y salen rumbo a Sabana del Blanco, en la Pastora.
– Coño, qué bolas tiene esa gente, le dice Pancho a "Car'e Loco", mientras conduce qué sabroso es dar órdenes. A esa camarada la llevo yo a su casa. Sé donde vive y para allá nos vamos…
(…) No es sino hasta la una o dos de la madrugada del jueves 2 de noviembre, día de los "Santos Difuntos", y pasadas unas cuantas horas del tiroteo, cuando los jóvenes, identificados como miembros de la FCU-UCV, llegan en el Volkswagen rojo (el señor Gouverneur no se fijó en el número de la placa por lo tenso y oscuro del ambiente, según informa la prensa) a la casa No. 5, entre Centro y San Benito, sector Sabana del Blanco, La Pastora, hogar de los Gouverneur-Camero, tocan la puerta, abre el padre de Livia y se desarrolla el siguiente diálogo, publicado en los diarios capitalinos ([3]) en voz del señor Gouverneur:
­ – ¿Es usted el padre de la señorita Livia Gouverneur?, habla Pancho.
– Sí, responde el señor Gouverneur, ¿Qué sucede?..
– Su hija es una heroína que murió por la libertad y… no ha terminado la frase cuando el escándalo que se arma no deja terminar su discurso y Pancho, entre los nervios y los gritos de los familiares, pide auxilio a los camaradas. Relata el señor Gouverneur: "Dos jóvenes de unos 20 años de edad, me dijeron que en el carro, un Volkswagen rojo, estaba mi hija y que me la enviaba la Federación de Centros de la UCV".
– Entre los dos jóvenes que me dieron la noticia – comenta el padre de Livia – un tercero que no pude distinguir permanecía al volante del carro en marcha y yo, procedimos a bajar a mi hija, ya muerta…
Súbitamente, los jóvenes entran a la vivienda cargando el cadáver de Livia y lo colocan sobre una cama, en la primera habitación que encuentran, la del medio. La rigidez del cadáver hace imposible enderezarla, casi fracturan sus piernas al acostarla. La madre grita y llora desconsoladamente. La perplejidad es total en la familia, los padres y sus numerosos hermanos no lo pueden creer.
El escándalo despierta al vecindario. Todo el mundo se entera y salen los vecinos a dar apoyo a la familia Gouverneur.
En sus bolsillos, su cédula No. 2.144.638 y su carnet de la Facultad de Humanidades, Escuela de Psicología, UCV, No. 363.
Los jóvenes se alejan del lugar súbitamente. El Volkswagen rojo desaparece en la oscuridad de la noche…


Nota de taima: Para el blog que estoy iniciando cada día, andaba buscando mucho sobre Livia Gouverneur. Gracias, a pesar que no la conocí, sentí -de muy cerca- su grito sin haberla oido, hallé mucho más de lo pensado...Manuel Boffil Bello
27 de agosto de 2009 12:44