Apocalipsis. 3:1617

"Mas porque eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca."

Lo cultural/ideológico en manos explotadoras: manipula, mediatiza, limita y oprime hasta la total dominación.

martes, 25 de enero de 2011

24 de ENERO,2011:El PSUV Y LAS LÍNEAS ESTRATÉGICAS DE ACCIÓN POLÍTICA. VENEZUELA.

EL PSUV
y
LAS LÍNEAS ESTRATÉGICAS
de
ACCIÓN POLÍTICA.
Este documento base contiene las líneas políticas de acción para acometer las tareas por venir:

1.- De la “cultura política capitalista” a la militancia socialista.
El triunfo electoral de la Revolución Bolivariana en diciembre de 1998, y su posterior avance, se produjeron por encima de muchas de las estructuras partidistas entonces existentes, tanto de derecha como de izquierda, casi todas atravesadas por la “cultura capitalista” de apropiación y uso del poder político, cuyo origen es el modelo rentista petrolero que penetró el alma nacional.

Esta “cultura capitalista” se expresa en el hecho de considerar que pertenecer a un partido equivale a “invertir” en él, a través de sus contribuciones financieras o con su trabajo militante, y que esa “inversión” debe ser “recompensada” o “remunerada” con puestos, cargos, prebendas o influencias en el Estado, en el terreno de los negocios o en el mismo partido.

La fortaleza de la Revolución Bolivariana se sustenta, en buena medida, en la voluntad del máximo liderazgo de la Revolución, de enfrentar esta “cultura capitalista”, favoreciendo el contacto directo con el pueblo, interpelándolo, pero sobre todo dejándose interpelar por él, convirtiéndose en una suerte de intérprete de las demandas y las aspiraciones populares, dándole voz a los que nunca la tuvieron y haciendo visibles a los invisibles, a los marginados, a los olvidados y explotados.

Luego de las rebeliones militares – populares del 4 de Febrero y del 27 de Noviembre de 1.992, hijas de la rebelión popular del 27 de febrero de 1.989, y del proceso posterior de movilización popular liderados por el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200, la Revolución Bolivariana optó por la lucha electoral, y se hizo necesaria dotarla de un instrumento político electoral, el Movimiento V República, para lograr que aquella enorme masa popular en movimiento tuviera la cohesión, disciplina y eficiencia electoral necesarias para derrotar a la oligarquía y sus partidos. Hoy, al PSUV le toca ejercer esa función y ser vanguardia en el proceso de construcción y defensa de la Revolución Bolivariana y Socialista.

Sin embargo, a pesar de haber logrado preservar una amplia mayoría en la Asamblea Nacional en las últimas elecciones parlamentarias, los resultados pusieron en evidencia algunas fallas en el funcionamiento del PSUV y su vinculación con la base social de apoyo a la Revolución.

Entre las posibles causas de esta situación, podemos verificar, en mayor o menor medida, algunas actitudes o desviaciones características de los partidos tradicionales, tales como el burocratismo, el oportunismo, el sectarismo, el nepotismo y el gradual alejamiento de la base social bolivariana, resultantes de la persistencia de la “cultura capitalista” en el seno de la sociedad.

Esta cultura es reproducida a lo interno del Partido, y se expresa en que algunos sectores lo conciben como un medio para el “ascenso social” de los y las militantes con responsabilidades de dirección a distintos niveles. Algunos camaradas se consideran líderes absolutos e indiscutibles en sus espacios, y asumen la discrecionalidad de excluir del Partido, y hasta de la Revolución, a quienes se atrevan a diferir o a disentir de ellos y ellas.

De acentuarse este tipo de comportamiento, el PSUV podría terminar convertido en un partido/iglesia, una suerte de “guía de las masas incultas”, que considera a sus militantes y a las diversas formas de organización popular como simples correas de transmisión de la línea indiscutible de los nuevos “sacerdotes”. De seguirse este camino, estas prácticas debilitarán la base social de apoyo a la Revolución Bolivariana.
Es por ello, que el Comandante Hugo Chávez, Presidente del Partido y líder de la Revolución, hace un llamado a las 3R², orientadas a revertir los efectos perversos de estas conductas. En este sentido, toda la dirigencia y la militancia del Partido debe comprometerse, de la manera más disciplinada, en la concreción de las 3R², desde los distintos niveles de dirección hasta la militancia de base. Pero serán las bases del Partido las protagonistas de este proceso. No será una rectificación “desde arriba”, sino fundamentalmente desde las bases.

2.- Convertir la maquinaria en un Partido-Movimiento al servicio de las luchas del pueblo.
Las circunstancias en que se desenvuelve la Revolución Bolivariana, pacífica y democrática, hacen necesaria la existencia de un partido que asegure la movilización electoral, pero, principalmente, la formación ideológica, la coherencia y la sincronización de las acciones populares (ofensivas y defensivas).

El Partido tiene que ejercer su función como “maquinaria electoral”, pero, principalmente, como instrumento para la transformación de la sociedad, desde los sistemas de dirección y gestión general del país hasta la cotidianidad ciudadana.

Sin embargo, debemos reconocer que en el PSUV, se ha venido produciendo una imposición de la lógica de la maquinaria, donde se concibe el hecho electoral como un fin en sí mismo, y no como una tarea en la lucha por democratizar radicalmente la sociedad venezolana. La amplia base social de la Revolución termina instrumentalizada bajo la forma de “masa de maniobra” electoral en cada proceso, y lo que es peor, con formas organizativas que cada año se redefinen en función del mismo, perdiendo por ende su condición de sujeto de la Revolución.

En el ámbito interno, es necesario reconocer que las aspiraciones de la militancia por lograr la democracia interna, en cierto modo, han sido frustradas por algunos militantes con cargos de dirección o de gobierno, los cuales manejan recursos y gestionan cuotas de poder, para imponer a sus lealtades personales por encima de los auténticos liderazgos populares, leales a los principios revolucionarios. Esta situación obliga a una profunda revisión de los mecanismos de selección de nuestras autoridades y de nuestros candidatos y poner en una balanza sus ventajas y desventajas.

La dinámica del Partido se agota en la gestión administrativa de lo político, se concentran muchas energías en reuniones de información y coordinación, en elecciones primarias para cualquier cosa, desperdiciando muchas reservas de energía que deberían estar en el terreno, en las comunidades, junto con el pueblo.

Este confinamiento del Partido en sí mismo, conduce al progresivo alejamiento de la cotidianidad del pueblo, al desconocimiento de sus demandas y problemas. El Partido comienza a concebirse como un ente separado y superior al pueblo que debe “conducir”, y el trabajo revolucionario cotidiano, junto con las masas populares, es sustituido, en ciertos casos, por una especie de “contienda electoral”. Todo lo cual provoca un profundo sentimiento de rechazo hacia ese tipo de prácticas.

El Partido-Movimiento y la satisfacción de las necesidades humanas: Optar por la lógica del Partido-Movimiento implica posicionarse dentro de las masas populares, estableciendo y desplegando una amplia política de alianzas con las diversas formas de organización popular, incluyendo los sectores patrióticos y democráticos de las clases medias, apoyándolas e invitándolas a poner su talento y conocimiento al servicio de la construcción de una sociedad del buen vivir para todos y todas.

Es necesario establecer objetivos concretos, sobre el terreno, dentro del proceso real de transformación de la sociedad hacia el Socialismo. Se trata de trabajar junto con el pueblo, en su lucha diaria por transformar sus condiciones materiales de vida y la satisfacción de sus necesidades humanas.

En este sentido, el accionar del Partido deberá orientarse, inmediatamente, a las actividades vinculadas a la construcción de la nueva institucionalidad democrática, entendida ésta como nuestra militancia viviendo en el seno de cada espacio social para canalizar las demandas y aspiraciones del pueblo.

Esta política de alianzas con movimientos sociales, colectivos y organizaciones populares es apenas un primer paso para avanzar en el proceso de recuperación y rearticulación de fuerzas. Más allá, el objetivo es sumar para la causa revolucionaria a sujetos sociales y sectores de la población que se mantienen al margen de la política.

El escalón fundamental de la Revolución Bolivariana se sitúa hoy en lo local (en lo municipal, en lo parroquial y especialmente en cada comunidad). Es allí, en las comunidades urbanas y rurales, donde chocan más directamente los intereses “apropiadores” y representativos de la vieja “cultura capitalista” partidista contra los esfuerzos socialistas, participativos y protagónicos populares. Es allí donde se construye el Poder Popular, la toparquía planteada como tesis por el Maestro Simón Rodríguez. Es allí, donde se gana o se pierde la base social de apoyo a la Revolución.
En el corto plazo, nuestro principal campo de batalla para lograr concretar el Socialismo es el ámbito donde viven los sujetos sociales: el espacio territorial. Para ello, el PSUV debe dotarse de una estructura estable político territorial de dirección que comprenda los estados, los municipios, las parroquias, las comunidades y sus sectores específicos.

3. Convertir el Partido en un poderoso medio de propaganda, agitación y comunicación.
No hay mejor propaganda que la completa imbricación de la militancia del Partido con las masas populares. Es el contacto directo permanente, es la lucha cotidiana, orientada a la resolución de problemas concretos, la que determina la manera como es percibido el Partido por el pueblo.

No obstante, la maquinaria del Partido con la fuerza de la que dispone, debe estar puesta al servicio de una audaz política propagandística, que al mismo tiempo, difunda de manera masiva los lineamientos tácticos y estratégicos y sirva de proceso de formación político-ideológica, pero sin perder nunca el anclaje en lo local. La propaganda también debe girar en torno a los problemas concretos de las comunidades.

Debe ser recuperada la idea de la propaganda, entendida como un poderoso factor de movilización, utilizando su elaboración, reproducción y distribución como un elemento para la activación y moralización permanente de nuestras fuerzas.

El Partido debe retomar su papel de agitador de las masas populares, sobre todo en aquellos territorios controlados por la oposición, sin obviar la labor contralora que debe ejercer a todos los niveles, gobernados por nosotros.

De la misma manera, es necesario tener conciencia de que la política no se hace sólo desde las pantallas de la televisión, sino que deben multiplicarse formas diversas de comunicación popular, sin descartar ningún método, por más rudimentario que pueda parecer.

Buena parte del esfuerzo propagandístico debe estar dirigido al 56,5% de la población venezolana, que tiene 29 años o menos.

4.- El PSUV como plataforma del desarrollo y fortalecimiento del Poder Popular:
El Comandante Hugo Chávez ha hecho reiterados llamados al Partido, a los fines de establecer una amplia política de participación y de interpelación popular, orientada al impulso del control popular de la gestión gubernamental en todos sus niveles.

Esta política de interpelación popular es una de las tareas principales de los y las militantes del PSUV: reconocer, organizar y viabilizar las amplias demandas sociales acumuladas en nuestra sociedad, para que se encuentren soluciones sostenibles, en el marco de la lucha por la construcción del Socialismo Bolivariano.

Es preciso reconocer que esta tarea ha sido, en muchos sentidos, descuidada por el PSUV, en parte presionado por circunstancias propias de nuestro proceso político, en parte como consecuencia de una valoración errada de la relación entre el pueblo, el Partido y el gobierno. Un partido desvinculado de las luchas del pueblo y sus demandas, es un partido que ve seriamente limitada su capacidad para servir de instrumento motorizador de la transformación socialista de la sociedad.

De esta manera, se reconoce como una cuestión de primerísimo orden, a partir de este momento, profundizar y consolidar los vínculos entre el Partido y las masas. Para consolidar estos vínculos, es fundamental que los sectores populares se reconozcan en el Partido, es decir, el Partido no puede ser identificado como una suerte de apéndice del Estado, sino como un instrumento que acompaña al pueblo en sus luchas y en la construcción del Poder Popular.

El Partido debe visibilizar y canalizar las crecientes y variadas demandas insatisfechas del pueblo, interpelando junto a él a todas las instituciones y organizaciones públicas o privadas que puedan afectar, negativa o positivamente, el acceso a la satisfacción de las necesidades humanas.

Para estos efectos, se propone que las Patrullas Socialistas del PSUV, impulsen la conformación de movimientos locales en torno a Bases de Patrullas y Círculos de Luchas Populares y del Buen Vivir, cuya gestación pudiera tener lugar en el marco de la celebración de los Consejos Bicentenarios del Poder Popular, que se proponen más adelante en este documento.

Las Bases de patrullas y Círculos de Luchas Populares y del Buen Vivir deben surgir, en un primer momento, de la articulación del Partido con los movimientos sociales y organizaciones populares.

Pero más allá de éstas, las Bases de Patrullas y Círculos de Luchas Populares y del Buen Vivir pueden surgir como instrumentos para organizar y movilizar a las comunidades en torno a problemas específicos, en la búsqueda de su solución colectiva.

Aún donde no hay organización social a la cual pueda integrarse, las Bases de Patrullas Y Círculos de Luchas Populares y del Buen Vivir, existen circunstancias comunes de penuria, necesidad y anhelos que unen a las comunidades, y que muchas veces se expresan de manera dramática y urgente.

Estas necesidades deben ser identificadas y abordadas tempranamente, y a partir de ellas, de la implicación en la organización y motorización de estas demandas para lograr respuestas del Estado, establecer las bases de la organización social necesarias para crear las REDES DE LUCHAS POPULARES Y DEL BUEN VIVIR, en el seno del poder popular.

Las Bases de Patrulla y Círculos de Luchas Populares y del Buen Vivir tendrán la responsabilidad de elaborar el mapa de los conflictos y problemas sociales generados por el capitalismo o por la ineficiencia de la instituciones del Estado, así como de los proyectos propuestos por la comunidad y, a partir de éstos, comenzar a desarrollar un plan de articulación con las luchas existentes y las emergentes. Luego, una vez acumulado un saldo mínimo organizativo, elaborarán un plan de acción que vincule a los funcionarios responsables de la gestión gubernamental en las diversas áreas con el Poder Popular.

En otro aspecto de la movilización popular, el Partido debe desarrollar la tesis robinsoniana del Pueblo Legislador, orientando a la mayoría revolucionaria que conforma nuestro Bloque Patriótico y Socialista de diputados y diputadas en la Asamblea Nacional, para que se constituya en uno de los impulsores del proceso de transformación socialista, a partir del desarrollo de una agenda legislativa radicalmente democrática, que permita desmontar progresivamente el andamiaje de la dominación burguesa sobre nuestro pueblo. Esta agenda legislativa, en buena parte, deberá surgir desde la iniciativa popular discutida en las Bases de Patrulla y Círculos de Luchas Populares y del Buen Vivir, liderada por el Partido y otras fuerzas políticas y sociales de la Revolución.

5.- La Constitución del Gran Polo Patriótico: una audaz política de Repolarización.
En este sentido, y con base en la propuesta de construcción de un Gran Polo Patriótico que apueste por los cambios democráticos y revolucionarios de la sociedad venezolana, rescatando el espíritu nacionalista y libertario que hace 200 años animó la lucha de pueblo venezolano para darse una Patria Soberana, se propone:

1.- La realización de Consejos Patrióticos Bicentenarios en todos los municipios, reuniendo a la base del Partido, a los militantes de los partidos aliados, a todas las formas de organización popular revolucionaria, con el propósito de trabajar sobre los asuntos generales y específicos de todas las áreas y dominios de la vida social local. Sus objetivos inmediatos serían:

 a) Debatir ampliamente y aprobar un plan de
construcción del Socialismo en lo concreto.

b) Impulsar la creación de las Bases de Patrullas
y Círculos de  Luchas Populares y del Buen Vivir,
cuyo propósito sería el pleno ejercicio de la contraloría social de la gestión de gobierno y proponer soluciones, así como protagonizar la denuncia y el combate a la explotación concreta del capitalismo (depredación ambiental, estafa, atropello laboral, especulación, etc.) y su superación, a través de medidas y políticas socialistas.

Una vez culminado el tiempo de conformación de los Consejos Patrióticos Bicentenarios, realizar Consejos Patrióticos Bicentenarios a escala estadal, con los mismos propósitos.

Simultáneamente al desarrollo de estos Consejos (o posterior a estos), se pueden realizar Consejos Patrióticos Bicentenarios Sectoriales (economía y sus cadenas productivas), frentes sociales (trabajadores, educación, salud, campesinos, mujeres, afrodescendientes, personas con discapacidad, pobladores, buhoneros, motorizados, jóvenes, ambiente, comunicación), y otras formas de organización social tales como los Consejos Comunales, entre otros.

Un proceso de este tipo crearía las condiciones para reunificar y, sobre todo, ampliar la base popular que sustenta a la Revolución (obreros, campesinos, pobladores, estudiantes) y para lograr alianzas con sectores patrióticos de la clase media profesional, de la cultura, del deporte y de pequeños y medianos empresarios honestos.

Este amplio proceso de planificación participativa e inclusiva a escala nacional, centrada en luchas y demandas concretas de las comunidades y no en abstracciones discursivas, podría constituir, en el corto plazo, un viraje estratégico en la ampliación de la correlación de fuerzas favorables a la Revolución Bolivariana.

En el Gran Polo Patriótico, el Partido debe ser el más activo participante del gran esfuerzo de unir a los patriotas venezolanos y venezolanas en la gran tarea de defender la Independencia y la Soberanía Nacional y Popular como única garantía de lograr una sociedad donde el pueblo venezolano garantice la plena satisfacción de sus necesidades humanas.

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