Apocalipsis. 3:1617

"Mas porque eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca."

Lo cultural/ideológico en manos explotadoras: manipula, mediatiza, limita y oprime hasta la total dominación.

lunes, 17 de enero de 2011

LA VERDAD Y LOS NIÑOS

Extraido de “La acera de enfrente”.

Autor: Dr. César Landaeta @cesarlandaeta29

Como si fuera una costumbre aceptable en el trato con los niños, muchos adultos tienden a inventar mentiras, especialmente cuando se trata de obtener obediencia de su parte.

Sin la menor preocupación por lo que signifique para el desarrollo emocional de los más chicos, los mayores inventan cosas tales como el consabido fantasma o “coco”, “un policía se los va a llevar” y demás construcciones que intentan aterrorizar la mente infantil.

Otras veces la intención no es controlar sus comportamientos, sino sencillamente ejercitar el sadismo que se despierta en algunas personas cuando se encuentran frente a otras, a quienes consideran más débiles o vulnerables. Así se les hace creer que se les dejará sueltos en cualquier calle y he visto madres que juegan a esconderse de la vista del niño solo para deleitarse con la expresión de angustia y desamparo que este pone en su pequeño rostro.

Algo aparte de este tipo de patología son aquellas mentiras que se usan dizque para protegerlos de sufrimientos innecesarios.

Bajo esa consigna, las parejas que tienen problemas graves los disimulan catalogándolos de “cosas normales entre esposos”. Otras familias tratan de ocultar situaciones reales, tales como la adopción de un hijo o algún hecho que consideren como vergonzoso, por considerar que así cuidarán la buena calificación que de ellas se tenga.

Los cierto es que la mentira es de lo peor que se puede utilizar para formar la mente infantil. Desvirtuando el contacto con la realidad, se refuerzan las fantasías y se instala en los niños un patrón de desconfianza hacia la verdad.

Luego se les pide, bajo amenaza de castigo, que sean sinceros y se hacen discursos sobre una virtud que no se les ha enseñado mediante el modelaje familiar. La verdad siempre es la mejor política, ajustándola, desde luego, a los niveles de desarrollo de cada niño en particular y con el respeto necesario a su inteligencia.

Una crianza alentada por el engaño y el “tapareo”, no hará sino familias enfermas y adultos irresponsables.

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