Octubre 22, 2009 de lapolillacubana. Por Alex Darío Rivera M.*
Siempre se ha dicho que en nuestra Honduras, el plomo flota y el corcho se hunde. Eso parece cumplirse cuando los mismos que han cometido y/o permitido delitos de traición a la Patria y a los derechos humanos fundamentales, son los que han comenzado hablar de amnistía; los que provocaron la enfermedad ahora nos quieren vender la medicina.
La palabra amnistía, del griego amnistía, significa literalmente: ¡olvido!. En un sentido político, ésta es una causa de extinción de responsabilidades penales, un acto jurídico por el que un conjunto de individuos que han sido declarados culpables de un delito, pasan a declararse inocentes por la desaparición de la figura delictiva. Casi siempre, la propuesta de amnistía emana del poder legislativo, pero en el caso nuestro, de manera irónica, el Congreso Nacional y la Corte Suprema de (In) Justicia fueron dos de los muchos actores involucrados directamente en propiciar el golpe de Estado, violentando entre muchos otros aspectos, el artículo cuarto de la Constitución de la República que comenta que los tres poderes del Estado son “complementarios e independientes y sin relaciones de subordinación”.
Todavía más ilógico es el discurso del gobierno de facto -curándose en salud- comentando que esa amnistía es para ser aplicada al Presidente Constitucional de la República Manuel Zelaya Rosales y a miembros de su gabinete, en otras palabras, se ofrece amnistía a un sector de los afrentados, no a los que cometieron los delitos, pero peor aún, con esa postura soslayan –como siempre lo han hecho- los asesinatos, torturas, persecuciones políticas y todo tipo de violaciones a los derechos humanos fundamentales que han cometido a este pueblo. Los golpistas parecen ser ilusos si consideran el hecho de que con la amnistía sacarán de la memoria colectiva los delitos cometidos después del 28 de junio al pueblo hondureño –principalmente-.
Aún en el momento que escribo estas líneas continúan apareciendo asesinados líderes vinculados a la Resistencia al golpe de Estado; los que cometen estos delitos, podrán extinguir sus responsabilidades penales o civiles y anular sus antecedentes penales como históricamente lo han realizado con sus corruptos contubernios, puesto que ellos se convierten en juez y parte, pero jamás los podrán arrancar de la reminiscencia popular que siempre luchará para que nunca más exista impunidad a los miembros de este régimen dictatorial que ha cometido toda clase de delitos con el afán de proteger los intereses de una conservadora y voraz oligarquía e intentar truncar los sueños libertarios de un pueblo con ansias de libertad, igualdad y justicia y, que grita con la dignidad herida:
¡Para los golpistas, ni perdón (amnistía), ni olvido (amnesia)!
*Alex Darío Rivera M: Educador, Promotor Cultural santabarbarense, Licenciado en Ciencias Sociales por la Universidad Pedagógica Nacional “Francisco Morazán”, autor del libro de poesía Introspecciones Extintas. E mail: alexdesantabarbara@yahoo.com
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