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domingo, 15 de noviembre de 2009

CESAR BOLIVAR, LA VILLA DEL CINE y "MUERTE EN ALTO CONTRASTE"..



Fuente: Diario La Costa.
Director César Bolívar: el cine venezolano ha evolucionado

CIUDAD DE MÉRIDA, (ABN).- La propuesta del cineasta venezolano César Bolívar, una historia policial que plasmó en película, fue una de las favoritas del jurado del Festival del Cine Venezolano, por ello obtuvo cinco premios: el de mejor dirección, montaje, dirección de fotografía, actor y el especial del jurado.
La Villa del Cine le pidió a Bolívar un guión para trabajar en un largometraje.
“En mi escritorio siempre tengo guiones, dos o tres, les presenté los que tenía y se decidieron por esta película que presenté en el Festival”, dijo el cineasta criollo en entrevista a la Agencia Bolivariana de Noticias.
El guión inicial de Muerte en alto contraste trataba de la venganza de un niño, a quien una banda de narcotraficantes le asesina a sus padres.
“Cuando La Villa lo aprueba llamo a José Antonio Valera para actualizar el guión. Los comandos de exterminio de los años 80 ocupan el lugar de los narcotraficantes. Fue el viraje más grande que le dimos al guión”, expresó. Con esta película, el director de Muerte en alto contraste hace memoria de esas personas que integraron organismos paramilitares, asesinaron, olvidaron y comenzaron otra vida. Pero, cuenta, “la historia central se concentra en un periodista que era la memoria de la policía, que cada vez que cometía un exterminio él lo reportaba y fotografiaba para tener un archivo”. Y paralelo a esto, se impone una historia de amor que es entre Norelys Rodríguez y Erich Wilpredt, la cual sobrepasa cualquier venganza. Muerte en alto contraste se rodó en nueve semanas. Cuenta su director que los efectos especiales, como el de la lluvia y los disparos, fue lo más difícil que debieron pasar en la creación de este film. “Hay muchas escenas de acción que cuestan mucho realizarlas, esfuerzo y recursos”, acotó.

La Villa del Cine.
Bolívar se siente muy agradecido con La Villa del Cine. Antes de proponerle producir este último film, le habían llamada para dirigir Zamora y Miranda que no pudo hacer por falta de tiempo, debido a que gran parte de su trabajo es la televisión. “Siento que La Villa, de alguna manera, fue o yo me fui adaptando a ella o ella a mí. La Villa ha tenido algunas cojeras que hay que enderezar en el camino, pero si tienes ese apoyo te sientes tranquilo en crear con libertad”, añadió. Dijo que sin el apoyo del Estado, la industria del cine venezolano seguiría estancada. “Lo importantes es el oficio de hacer cine. Si el Estado puede mantener esa continuidad cinematográfica, aquí se hará un cine totalmente novedoso, donde habrán propuestas juveniles y de los veteranos. El cine venezolano ha evolucionado”, manifestó.
Bolívar empezó a hacer el cine cuando trabajó con Román Chalbaud como camarógrafo, con quien hizo El Pez que Fuma (1977), Sagrado y obsceno (1975) y La quema de judas (1974). Su primera oportunidad de dirigir fue con Juan Topocho (1978), un cuento adaptado por él y Salvador Garmendia para cine. El Estado le financió ese film con 500 mil bolívares viejos. “Ahí se inició mi carrera como director, luego conseguí recursos para Domingo de Resurrección (1982)”, refirió. Del mismo modo, puntualizó:“Después empecé a autofinanciarme, eso me lo permitió Domingo de resurrección. Hice Homicidio culposo (1983) que está dentro de la categoría más exitosa y taquillera, eso me permitió desarrollarme en otras películas de manera independiente”. Hizo Más allá del silencio (1985), Reflejo (1987), luego “me contrataron para una película comercial, Muchacho solitario, con los hermanos Primera (1998), y mi última película, hace 12 años, fue Rosa de Francia. Ahí hubo un alto por falta de política financiera para el cine".
Nuevo proyecto
Bolívar adelantó un nuevo proyecto cinematográfico, una historia sencilla que trata la vida de unos inquilinos que viven y laboran en un mismo un mismo lugar, un callejón.

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